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Metadata: Redonet López-Dóriga, Luis: Tesis: El trabajo manual en las reglas monásticas
Monograph
- Title:
- Tesis: El trabajo manual en las reglas monásticas
- Subtitle:
- Discursos de recepción del ... Luis Redonet y López Dóriga, y de contestación del ... Adolfo Bonilla San Martín, leidos en la junta pública de 19 de enero de 1919 ; 19.01.1919
- Responsible:
- Real Academia de Ciencias Morales y Políticas
- Place of publication:
- Madrid
- Publication year:
- 1919
- Scope:
- S. [561] - 752
- Resource:
- Discursos de recepción y de contestación leidos ante la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas ; 12
- Keyword:
- |citas bíblicas sobre el trabajo / anacoretismo / cenobitismo / constituciones monacales / controversias monasticas / vida diaria del monje / organización del monasterio / instrumentos agrícolas / habitos medievales / relatos de monjes / trabajo de tejidos
- Language:
- Spanish; Castilian
- Free text:
- El autor estudia el significado del trabajo manual, especialmente el agrícola, en las diversas reglas monasticas, que elevaron el trabajo manual a la categoría de fin de vida y perfección monástica. Realiza un estudio tanto del cristianismo oriental como del occidental y de las congregaciones españolas. Comienza su discurso recogiendo una serie de citas que hablan sobre el trabajo en el Antiguo y el Nuevo Testamento, demostrando que el trabajo siempre fue ensalzado y nunca envilecido por la Biblia y la Iglesia. Continua explicando el origen del monacato en Oriente. Primero surgen los anacoretas, que viven retirados del mundo pero ya su retiro se vincula a la necesidad del trabajo. A raiz de su crecimiento, los anacoretas fueron evolucionando y agrupandose, con lo que comenzó el cenobitismo. Surgió entonces la necesidad de dotarse de unas reglas para regular la vida monacal. Todas las reglas prescriben el trabajo como función obligatoria del monje por la necesidad no sólo de alimentarse, sino también para castigar la rebelión de la carne, para no entorpecer a la mente, para la salud del alma, cortando de raiz los pensamientos que nacen del ocio y para socorrer a pobres, enfermos y necesitados. Va recorriendo las reglas de San Pacomio, San Antonio, Isaías, Serapión, Macario, Paphnucio, San Macario, Orsieso, San Basilio, la Oriental y otras. En ellas, se disponían tiempos que hacían compatible la oración y el trabajo o incluso se afirmaba el trabajo como oración. Se regulaban numerosos preceptos que cumplir durante el trabajo como la prohibición de murmurar, la obediencia al superior o el silencio. Se especificaba que hacer con los productos sobrantes. Se describen como debían ser las vestimentas y las herramientas. Como se debía gestionar el dinero, etc... Si en Oriente había una gran diversidad de reglas, mayor era en Occidente donde muchos monasterios no tenían una regla general sino que los monjes se guiaban por los mandatos del abad y las costumbres. El autor se limita a estudiar las reglas mas importantes de Occidente. Comienza por las reglas monacales occidentales femeninas, donde el trabajo manual era una constante común a todas, destacando las labores de tejidos. Trata despues las reglas referentes al trabajo manual del monacato occidental masculino que no son benedictinas, aunque muchas sean posteriores y se inspiraran en ella. Así, habla de la regla de San Ferreol, San Columbano, San Isidoro de Sevilla, los abades Pablo y Esteban, la de los Solitarios, la de San Fructuoso, la de cierto Padre, la del Maestro, la de San Aureliano, la de San Cesareo, que distribuyen el tiempo de trabajo y de oración, diferenciando las horas para cada uno, preparando y terminado el trabajo con la oración e imponiendo la meditación y lectura mientras se trabajaba. Estudia de forma separada la regla de San Benito por el relieve que merece por ser cabeza de posteriores reformas y renacimientos que conservaron el espíritu monacal en Occidente. La regla de San Benito pretende una armonía en la vida del monje. Así, destaca la humildad, la alimentación, el vestuario y el calzado, el trabajo agrícola y ganadero. Para San Benito sólo el trabajo manual hace al monje como tal. Sin embargo, también el espiritu benedictinio se relajó, lo que dio lugar a numerosas reformas y ramas benedictinas. El autor estudia las reglas de los cluniacenses, los cistercienses, los cartujos y los trapenses, prestando especial atención a todo lo que se refiere al trabajo manual. Los cluniacenses aligeraron toda clase de trabajo manual en beneficio de la lectura y de la oración, pero tuvieron que restablecer el trabajo porque la ociosidad se había hecho dueña de los monjes. Los cartujos se dedicaron al trabajo agrícola y a la escritura de libros. Los cistercienses mantuvieron la preferencia por el trabajo agrícola y ganadero, con una modestia en el vestir y el comer. Los trapenses concibieron al monje consagrado a la oración, la mortificación y al trabajo manual, pues este, más que el estudio y la lectura alejaban de la ociosidad. Termina su estudio hablando de las congregaciones españolas benedictinas y cistercienses, prestando especial atención a la congregación benedictina de Valladolid. Para ellas, el silencio era una de las cosas mas convenientes para el monje.
- Shelfmark:
- 4 in: Sp 4 k 102 Q [12]
- Catalog ID:
- 292611