Un pequenio grupo de individuos, un clan ó una tribu, tratan sus
asuntos en asamblea general: una nacion no puede obrar asi, en
razón del infinito nûmero de sus miembros, y nombra mandata¬
rios. De ahi se sigue que el elegido no es más que el represen¬
tante del elector, y por consecuencia, no debe obrar sinó en el
sentido de la obligacion moral que se le ha impuesto..... Este
es el contrato que en América liga al elector y al elejido.... El
miembro del Congreso nombrado por un estado demócrata, por
éjemplo, que fuera à sentarse entre los republicanos y votase con
ellos, no solo sersa acusado ante la opinión publica como traidor à
la honra politica, sinó que mereceria el desprecio de los mismos à
quiénes hubiera prestado su concurso, y hasta pondria en peligro
su existencia.
“ En 1858, M. Haigh, representante de California, habiéndo
votado una cuestión de principios contra la opinión democrática
de su Estado, fué muerto en duelo al salir de la sesion y en las
mismas gradas del Capitolio, por el juez Field, que asi represen¬
taba à la California, y cuya conducta mereció los aplausos, tanto
de los republicanos del Norte como de los demócratas del Sud,
unidos en el mismo odio á todo lo que demuestra bajeza ó falta
de conciencia politica.
El politico de profesión, sin escrupulos ni convicción principista,
mal tan pernicioso para afianzar las instituciones de gobierno y
crear las costumbres republicanas austeras que tanto distingue à
los hombres pûblicos de Estados-Unidos, ha desaparecido de
este pais, ó mejor dicho, nunca ha existido porque no ha tenido
ambiente propicio en la patria del buen sentido y de la honradez
polstica.
Segun Jacolliot, el politico abunda en Francia, donde el
sistema de sus instituciones le ha dejado campo en que medrar.
Su retrato está trazado de mano maestra, conozcámoslo para
evitar su importacion.
“ El politico es el espiritu estrecho, vanidoso y egoista, que no
vé en la vida pûplica más que un medio de medrar, que solo en
esto crée, y que desprecia á los hombres mismos que engana y
conduce à su objeto; más escéptico que Maquiavelo, profesa la
doctrina de que todos los medios son buenos para alcanzar el
resultado propuesto, y después de pasar diez y ocho ó veinte
anos haciendo á Tiberio una oposición de tocador, viene por fin
à confesar que los medios de Tiberio tenian algo de bueno y que
es preciso restablecer el orden moral por medio de la corrup-
ción.
Aunque parezca una digresion estemporánea, ya que estudia¬
NNHIDE
Max-Planck-Institut für
TUTO DE INVESTIGACIONES
INSIT
DE HISTORIA DEL DERE
europäische Rechtsgeschichte