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decirle que sus sucesores en el orden de las gene
raciones y del tiempo, aprovecharán las ventajas
de una industria nacional; no es dificil que él res
ponda, que la perspectiva es muy halagüena pero
lejana y que más vale un presente tranquilo. Esto
se le ocurrirá al más burdo de los inmigrantes, que
el estudioso hará consideraciones de otro orden.
De un modo general y en tesis absoluta, no es
posible decir que el régimen liberal es preferible al
proteccionista.
Cada pueblo tiene sus verdades en politica 6
economia, que están ó deben estar en armonia con
su territorio, sus hombres, su historia y sus cosas,
que son una razón que se desvia de la especialidad
de su modo de ser. Una verdad económica en
Francia puede serlo para allá, pero llegará á con¬
vertirse en error al pasar los Pirineos ó al dejar el
Havre.
Las verdades económicas, no son eternas sinó
temporales, y para probarlo bastará recordar con
cuánta facilidad han caducado las leyes económicas
que han gobernado al viejo mundo, segun que la
experiencia ha ensenado mejores caminos para adqui¬
rir la riqueza pûblica. Asi, pues, no pueden tener
aplicación las leyes, las teorias ni las prácticas del
viejo mundo; y si queremos encontrar el acierto en
materias económicas, lo más seguro es estudiar
nuestros hechos y necesidades.
No puede, pues, decirse que lo que es malo en un
pais lo sea en otro. Dicho esto sin desconocer que
NNHIDE
Max-Planck-Institut für
INSTITUTO DE INVESIICA
ONES
DE HISTORIA DEL DERECI
europäische Rechtsgeschichte