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un insensato, osaria afirmar: aqui concluyó el dia y
comenzó la noche, porque para llegar à esta es pre-
ciso pasar por gradaciones esquisitas de luz y de
sombras, que semejan luchas de titanes que pugnan,
las unas, por conservar su imperio y las otras por
arrebatárselo para reinar en él soberanas.
Dividida la sociedad en dos grupos tan extensos,
como el de los honrados y el de los delincuentes;
el de los que han elevado en su conciencia un altar
à la virtud y se hallan perpétuamente presternados
de hinojos ante la imagen purisima de la justicia y
el de los que, por el contrario, no tienen más faro
que los guie, en el proceloso mar de su empederni-
da existencia, que la perversidad y el crimen, cuyos
celajes los atraen con poder irresistible, sumergién-
dolos en los profundos abismos de la depravación,
es facil establecer, con caractéres remarcados, las
notables diferencias que los informan. Pero no hay
que olvidar que, asi como las más altas cumbres se
unen por medio de sus laderas con los lozanos va-
lles que á sus piés se extienden, asi también los
elevados montes de la honradez se confunden con
las insondables simas del crimen, en su mayor gra¬
do de repulsión, por la suavisima pendiente que
forman los que, cada vez con menos escrùpulos ;
çon fuerzas más débiles para la resistencia, caen en
la tentación halagadora que el vicio, primero, y el
crimen, después, les presetan vestida de expléndi¬
dos ropajes.
El mal y el bien tienen que encarnarse en un su-
jeto, cuya naturaleza, si no le lleva á la abnegación
en una acción sublime, tampoco le opone resistente
NNHIDE
Max-Planck-institut für
( NSIITUTO DE NVESIICACIONES
europäische Rechtsgeschichte
DE HISTORIA DEL DERECHO