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de 6 de Junio de 1618 le habia dirigido Felipe III, de
cia; "que el Reino estaba tan flaco y tan desubstanciado
que si no se pone presto eficaz remedio, està a pique de
dar en tierra, como realmente va sucediendo; pues las
casas se caen y ninguna se vuelve a reedificar, los lu¬
gares quedan yermos, los vecinos se huyen y se ausentan
y dejan los campos desiertos; y lo que peor es, las
iglesias desamparadas: cosa que quiebra y lastima el
corazón oirlo"
Idénticas lamentaciones e igual enjuiciamiento de las
causas de nuestra ruina se oyen en el transcurso de
todas las informaciones practicadas durante el reinado
de Carlos III, que tanta solicitud otorgó a los proble¬
mas agrarios. Más adelante, al principio del siglo XIX,
Jovellanos, en la nota 31 de su Informe sobre el expé¬
diente para la ley agraria, dice respecto de los despo¬
blados lo siguiente:
«Sin hablar más que de terrenos incultos se puede asegurar que
pocas naciones los tendrán en mayor nûmero que Espana, y las
pruebas de esta triste verdad hormiguean en el expediente de
ley agraria. Además de las 15.027 fanegas de tierra que se ven
dieron en el siglo pasado a D.“ Ana Bustillo y Quincoces, en el
término de Jerez, y que dieron ocasión a pleitos tan renidos
y dispendiosos como contrarios al interés y a la fe püblica, consta
de ellos mismos que aun quedaban en aquel término inmensos
baldios. En el de Utrera, después de repartida por D. Luis Curiel
a los principios de este siglo una gran cantidad de los suyos.
quedaron todavia más de 21.000 fanegas de trigo baldias. En el
de Ciudad Rodrigo, se cuentan once despoblados con 30.000 fa
negas de tierra inculta. No es menor el de los del término de
Salamança, a pesar de los esfuerzos de su Junta de repoblacion.
iY cuántos no serán los de Extremadura? Véase lo que dice
Zabala de todos sus partidos. Sólo en el de Badajoz supone
26 leguas sobre 12 de ancho de terreno inculto, aunque bueno
y cultivable, sin contar el monte bajo, que ocupa la tercera parte
de la provincia. àPero qué más? No contiene Cataluna, la rica
e industriosa Cataluna, 288 despoblados? Estos si que son claros
testimonios del funesto influjo de nuestras leyes y nuestras opi¬
niones, à Quién mirará sin horror y sin lágrimas tan vergonzoso
abandono en medio de la pobreza y despoblación de tan pingues
territorios?"
Llegamos al siglo xx; se han realizado en el mundo
transformaciones y revoluciones en el orden cientifico
y politico y, con nueva vestidura, los mismos conceptos
y los mismos hechos aparecen en la reciente Resend
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte