Max-Planck-Institut für
europäische Rechtsgeschichte
hombres y de los elementos naturales mismos; parece pre¬
parada para que sus habitantes vivieran de sus propios re¬
cursos y sôlo comunicaran con el exterior por la fuerza ex¬
pansiva de su espiritu, cuyo temple era fruto obligado de su
propia lucha por la existencia, lo que de tal manera arraigó
en el fondo de su carâcter que sobrevivió a todas las secula¬
res invasiones y formó los rasgos indelebles de su propio ser.
Surgió esta Peninsula del fondo de las aguas, en épocas
paleozoicas, como una gran meseta de 660 metros de altura
en vertientes acantiladas hacia los mares que la rodeaban.
meseta que no pudo ser inundada en el periodo secundario,
salvo en dos depresiones que quedaron formadas, la del Ebro
hacia el Mediterráneo y la margen derecha del Guadalqui¬
vir, que era entonces costa sur de la Peninsula, pues el Gua¬
dalquivir comunicaba con lo que hoy es cuenca del Segura,
y por esas depresiones se unian el Atlántico y el Medite¬
rraneo.
Se produjeron en época terciaria los levantamientos de
las cordilleras que convirtieron la Peninsula en verdadero
baluarte, formando sus murallas las cordilleras Pirenaica,
con ramificaciones por el occidente; las Penibética e Ibéri¬
ca y las montanas Catalanas, presentándose, como plegadu¬
ras transversales, las Carpeto-Vetónica, Oretana y Mariáni¬
ca, definiéndose ya la formación oreográfica espannola.
Se separaron el Guadalquivir y el Segura, cortándose
esta comunicación entre los mares, que quedó establecida por
el Estrecho de Gibraltar; el Ebro formó un gran lago, como
lo demuestran los depósitos lacustres, y el Guadalquivir que¬
dó como un brazo del mar Atlántico.
La serie de cordilleras longitudinales y transversales ha¬
brian de formar necesariamente grandes cuencos en donde,
al bajar los mares, se formarian lagos terciarios, y tal ocu¬
rrió con el Duero y uno mas importante que cubria a un mis¬
mo tiempo las que serian más tarde cuencas del Guadiana,
Tajo y Jucar.
El levantamiento de la cordillera Ibérica produjo una
gran depresión y el Mediterráneo arrebató una parte orien¬
tal de la meseta peninsular, y a su vez los plegamientos
transversales dividieron la meseta central en dos escalones,
uno al Norte, de 800 metros de altitud media, y otro al Sur,
de sólo 550.
La acción de los periodos glaciares de la época cuater¬
naria fué produciendo los rellenos de los vasos de esos gran¬
des lagos; y las aguas, como sierras hidráulicas, tallaron
los terrenos mas antiguos que forman las montanas que los
orales y Politicas
Real Academia de