FILOSOFIA DEL DERECHO.
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bre y la sociedad les es dado mejorar de condicion, jamas podrán
trasformar su naturaleza. Toda teoria sobre la paz universal, o
es un acto de candidez, ó un arranque de soberbia: porque mién¬
tras no nos trasformemos en séres de un órden superior, y estoy
por anadir divino; miéntras existan las pasiones al lado de la ra¬
zon, y la vida sea una lucha continua, y se disputen el imperio
del mundo el bien y el mal, la paz definitiva é inalterable entre
los hombres no será, por desdicha, más que un hermoso sueno
que hay que relegar à las poéticas regiones de la Atlántida.
Y hé aqui, senores, cómo partiendo de la observacion, é invo¬
cando el método experimental, llega un economista, à pesar de
sacrificar la parte más bella y noble de la naturaleza humana, à
la idea un tanto materialista y grosera de la produccion y la dis¬
tribucion de la riqueza, à la afirmacion sincera de un Estado so¬
cial, que sólo como ideal sonó Platon, el principe de los idealistas.
El error fundamental de Molinari, y en general de la escuela
economista, consiste, no en prescindir de la observacion, sino en
generalizar ántes de tiempo, fundando su sistema sobre un éle¬
mento particular de los varios que constituyen la sociedad hu¬
mana, en vez de abarcarla en su conjunto y de estudiarla en sus
multiples relaciones y bajo todos sus aspectos.
Ciertamente la produccion y distribucion de la riqueza repre¬
sentan un papel muy importante en la historia del progreso hu¬
mano. Es asimisino innegable que la produccion no es posible
sino à condicion de que el Estado provea de seguridad à los ciu¬
dadanos, afianzándoles el libre uso de su libertad y su propiedad.
Partiendo de este punto de vista, y si fuera cierto que el Gobierno
de un pais no es más que «una industria especial que tiene por
objeto procurar à todos los demas ramos de la produccion la se¬
guridad que les es indispensable» (1), no tendria réplica el argu¬
mento de Molinari contra los economistas puros, que ménos ló¬
gicos y más timidos que él, afirman «que las funciones de los
Gobiernos no pueden nunca caer bajo el dominio de la actividad
(1) Molinari, XXVII, Questions d'economie politique.
TOMO I11.
Max-Planck-Institut für
Politicas
2SMC
ales
päische Rechts