FILOSOFIA DEL DERECHO.
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desengannos como ha producido esta exageracion del individua¬
lismo, esta soberbia de la personalidad humana surja en los áni¬
mos el convencimiento general de una doctrina ménos pretencio¬
sa y artistica, pero más verdadera y más prâctica, que concilie,
subordinándolos en su relacion jerárquica, la libertad y la reli¬
gion, el individuo y el Estado, el hombre y su Criador?
Eclecticismo! Exclamarán desdenosamente los espiritus super¬
ficiales que se pagan de palabras y siguen, sin saberlo, la cor¬
riente de la moda. Sea en buen hora. Acusad tambien si os atre¬
veis, de ecléctica à la Creacion, que nos ofrece à un tiempo el es¬
pectâculo del espiritu y la materia, del alma y el cuerpo, del bien
y el mal, de la razon y las pasiones, de lo finito y lo eterno; ter¬
minos opuestos que, toda vez que coexisten, necesitan resolverse
en una ley de armonia, so pena de concebir à Dios como una con¬
tradiccion inescrutable. Bien que la prueba de esa ley de armonia
la tenemos en el mismo Dios, que es Padre, y es Hijo, y es Espi¬
ritu Santo; siendo éste el lazo de union del Hijo y del Padre, y
formando, estas tres personas distintas, una sola esencia, segun
el augusto misterio de la Trinidad, uno de los más admirables y
profundos de la Santa Religion revelada por el Redentor del
mundo.
Perdonadme, senores: casi sin apercibirme me iba à lanzar en
las regiones de la metafisica, contra mi propósito de presentaros
sólo observaciones sencillas y prâcticas dictadas por el buen sen¬
tido, acerca de una cuestion en que los errores dominantes tienen
una influencia fatal y deletérea sobre la vida social. Si he empe¬
zado mi discurso con una digresion sobre el origen y la historia
de la nocion del Estado, ha sido para explicar por qué no ha po¬
dido plantearse hasta nuestros dias un problema de tal interes y
trascendencia, que resume él solo la historia de la sociedad ente¬
ra. Me ha guiado ademas otro propósito; el de dar una muestra
de tolerancia, comenzando por hacer justicia al mérito histórico
y nobles tendencias de las teorias que voy à combatir. En el lige¬
risimo bosquejo que acabo de hacer, se ve, que en la sociedad
antigua, en la edad media y en el renacimiento, el Estado lo es
todo y nada el individuo; y que todavia en los dos primeros tercios
Max-Planck-Institut für
Politica.
europäische Rechtsgeschich