DISCURSO
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propia de su acción respectiva, asi el fin espiritual de la
Iglesia Católica no contradice, sino que afirma y robustece
el temporal del Estado, prestándole su elemento ético, de
que tan necesitado está en ocasiones, y proclamando el pri¬
mero esa independencia y plenitud de jurisdicción, hasta el
punto, de que reconocerla y respetarla es lo que constituye
la caracteristica del fin religioso dentro del orden cristiano,
esto es, el reconocimiento de las soberanias respectivas.
como propias é independientes, sin menoscabo de sus mutuas
influencias y relaciones.
Precisa ya el apartarse de rutinas que por demasiado no
dicen nada; ni hacerse eco de susceptibilidades que en otro
tiempo, y en el calor de las disputas de las escuelas, pudie¬
ron tener explicación, pero que no la tendrian en los mo¬
mentos actuales. Los fines todos de la vida son armónicos, y
de aqui que no puedan ni deban mirarse como rivales; asi
sucede con el alma y el cuerpo en el ser humano, que obe¬
deciendo por su naturaleza à leyes muy distintas, no por eso
ha de decirse que reciprocamente se contradicen y anulan,
sino que, antes bien, se completan y perfeccionan, haciendo
que el espiritu respete y rija las exigencias de la materia y
que ésta sirva al espiritu, constituyendo precisamente su al¬
teración ó desarreglo, situaciones de enfermedad para el
cuerpo y de perturbación para el alma; que sólo en paz y
armonia pueden vivir y hallar su bienestar relativo y la
tranquilidad que reclaman, eso que à nadie puede caber
duda de la superioridad y excelencia del espiritu inmortal
sobre la materia caduca y deleznable. Pues á esto queda re¬
ducida, senores Académicos, como antes deciamos, en su
fondo, la teoria de los dos luminares como la de las dos es¬
padas, y la llamada supremacia del orden espiritual ó reli¬
gioso de la Iglesia, sobre el temporal del Estado. Es decir,
que el Estado debe respetar y garantir los derechos y la li¬
bertad de la Iglesia Católica, como debe respetar y garantir
los derechos y la libertad de los ciudadanos, como debe ins¬
pirar sus leyes y sus actos todos en un criterio de justicia,
Max-Planck-Institut für
Rea
le Ciencias Morales y Politicas
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