DEL EXCMO. SR. D. RAFAEL ALTAMIRA Y CREVEA 325 
tos a sus miras particulares que al interés nacional de la en¬ 
senanza, dificultaron por todos los medios la extensióny 
perfección de la escuela oficial, Zaragoza prestó todos aque¬ 
Ilos de que podia disponer para que de golpe aumentasen 
considerablemente sus Centros de ensenanza primaria y en¬ 
trasen en el cauce pedagógico de la graduación sin mixtifi¬ 
caciones. 
Desde entonces, senores Académicos, he venido encon 
trándome con Gascón repetidas veces en el proceso de nues¬ 
tra vida pûblica y profesional, y siempre he hallado en él 
las mismas cualidades que en 1909 confirmó mi observación 
personal y directa. Recientemente venido a incorporarse al 
Claustro de la Facultad de Derecho de Madrid, en el desem 
penno de nuestra obligación docente coinciden nuestras horas 
(ocasión de gratas y provechosas comunicaciones de ideas y 
de proyectos), y ahora me cabe la satisfacción de darle la 
bienvenida en nombre de esta Academia. Todo lo cual con 
signo con deliberado propósito, para que mis palabras ten¬ 
gan, a lo menos, la autoridad de responder, no a un saber 
de oidas, sino a un conocimiento de ciencia y experiencia 
propias. 
Anadir a esto todos los pormenores que contiene la ya 
larga historia intelectual de Gascón, seria cosa que ocuparia 
muchas páginas. Debe, sin embargo, decirse; porque en Es¬ 
pana, si es verdad que todos nos conocemos en ciertos res¬ 
pectos, lo es también que esa palabra «todos» quiere expre¬ 
sar unicamente todos los de una minoria muy pequena, y 
además (seamos francos), ese conocimiento suele estar for¬ 
mado muchas veces mâs de maledicencias y asientos en 
contra, que de positivo y personal saber de la obra ûtil rea¬ 
lizada por cada uno. No llego yo a la malicia de un amigo 
mio, quien sostiene que, en general, los escritores espanoles 
de todo género evitan leer lo que escriben sus conciudada¬ 
nos por no comprobar que hay en ello demasiadas cosas 
buenas; pero si creo que es éste uno de los paises en el que 
mas nos ignoramos mutuamente y mâs extranos vivimos 
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