DISCURSO
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contenta con restaurar el pasado en el presente, ni siquiera
çon incluir en el presente hechos ulteriores a su limitada
sensibilidad, sino que, apoyado en los datos del pasado y del
presente, sondea los secretos del porvenir. El tiempo futuro
de indicativo se encarga de expresar esta nueva perspectiva
del humano conocimiento, perspectiva que se halla tan lejos
de contradecir el criterio «positivista» que AUGUSTO COMTE
proclama la previsión o visión anticipada de los hechos como
el natural corolario de la visión actual y término a que aspira
toda función cognoscitiva (1). Falta saber, sin embargo, hasta
qué punto puede armonizarse con la filosofia de los «hechos»
esta proyección en el horizonte de lo futuro de hechos que ni
forman como los presentes, ni han formado como los prété¬
ritos, ni siquiera pueden formar como los ausentes, parte de
contenido de nuestra experiencia. Yo puedo afirmar, en vir
tud de ésta, el buen tiempo de hoy, o a lo sumo el frio de
ayer; pero, zcómo hablar, dentro de una ciencia de puros
hechos, de la lluvia de manana que todavia no existe? Pare¬
ce que, frente a la imagen de la Iluvia que en este momento
se me presenta, no cabe más actitud «positiva» que la de su
afirmación como imagen y su negación como sensación, afir
mable a lo sumo con referencia a un tiempo en que de hecho
existiera...
Pues zqué diremos de la Ilamada forma condicional del
verbo, que se agrega en la conjugación a la «absoluta» del
indicativo, y por la cual nuestro espiritu se cree autorizade
a afirmar o a negar, no ya hechos que son, han sido o seran
on la realidad histórica, sino hechos que serian, hubieran sido
o habrian de ser si otras fueran las condiciones de esta reali¬
dad? «Estâ lloviendo; si hiciera mås frio nevaria» decimos con
toda tranquilidad, rectificando el propio hecho presente, ya
que no en forma categórica, en esa modalidad de lo hipoté¬
(1) «Le véritable esprit positif consiste surtout à voir pour prévoir,
à etudier ce qui est à fin d'en conclure ce qui sera, d'après le dogme ge
néral de l'invariabilité des lois naturelles.» A. COMTE: Discours sur l'es¬
prit positif (Ed. Schleicher, Paris), pág. 22.
rales y Politicas
europäise
eschichte