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DISCURSO
Más interesante aun que estas modalidades de la evolu¬
ción filológica resulta para nuestro asunto la diversa condi¬
ción que revisten ante la conciencia individual o colectiva
en que se verifican. Podemos, a este propósito, distinguir en
ella tres momentos fundamentales. En el primero no existe
mâs que el término inicial de una evolución aûn no desarro¬
Ilada — en el segundo nos aparece junto a aquel otro de él
derivado y como tal reconocido — en el tercero subsiste el
término derivado, pero el primitivo ha desaparecido de la
conciencia (1). Asi, v. gr., la palabra «estimulo» significó
para nuestros remotos antepasados un objeto puntiagudo
(saguijón» de la abeja); más tarde convivió con este sentido
propio el metafórico de «excitante»; por ûltimo, ha permane¬
cido éste y desaparecido aquél. Quién de nosotros, hoy en
dia, se acuerda de la sombra al ponerse el «sombrero», de un
banco al'asistir a un «banquete», o del oriente al tratar de
«orientarse» en un asunto? Esta persistencia de un producto
linguistico, desprendido ya del proceso que le diera el ser,
constituye el grado definitivo y caracteristico de la evoluctón
filológica, simple capitulo, a su vez, de la evolución total que
dentro de ciertos limites acusa la historia y explica la psico¬
logia en el espiritu humano.
Pues bien, no sólo se dan estas transformaciones de vo¬
cabulario dentro de las palabras significativas de puros he
chos o realidades, sino también respecto de las que hemos
Ilamado estimativas de valores. Veámoslo brevemente, dis-
tinguiendo al efecto las dos clases de rolaciones a que toda
evolución pueda dar lugar: relaciones de filiación de una for¬
(1) Los filólogos llaman catacresis a este colvido» de la primera sig
nificacion en la conciencia de quien asigna una nueva a formas antiguas
de expresión, sobre todo cuando el nuevo sentido resulta incoherente con
el anterior, v. gr.: Ilamar «cuarentena» a una detención de ocho dias, o
decir de un viajero que ha «desembarcado» de un tren, y de un hidroavión
que ha «aterrizado» en plena bahia. Véase a NYRoP en su citada Séman-
tique, livre X, cap. IV, y a DARMESTETER: La Vie des Mots, pág. 67:
«Oubli ou Catachrèse».
Max-Planck-Institut für
Real Academi:
Ciencias Morales y Politicas
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