DISCURSO
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hombre un mero animal, sin más alto origen que la lenta
evolucion de la materia, ni más elevado destino que el
de pasar un dia por la escena de la vida, y descomponer¬
se luego en sus elementos quimicos, que eternamente
van entrando en nuevas combinaciones para disgregarse
de nuevo y asi sucesivamente, sin principio, ni término,
ni razón. Perdonen los que no gustan de que se comba¬
tan las doctrinas por sus consecuencias lögicas y nécésa¬
rias. La verdad es una y siempre armônica; en caso con¬
trario estaria demás la razôn. Para repugnar este procé¬
dimiento se necesita ignorar completamente la filosofia,
la cual ensenia que de la verdad no pueden nacer forzo¬
samente el error ni el mal; por eso es profundamente sa¬
bio este axioma del Evangelio, y quizà el mejor criterio
en las cosas politicas y sociales: Ex fructibus eorum cog¬
noscetis e0s.
Martin Lutero habia fundado el racionalismo en reli¬
gión al dar de mano à la tradicién y à la autoridad de la
Iglesia, quedándose con la Escritura libremente interpré¬
tada por cada uno segûn su juicio particular. Desde lue¬
go podia preverse, porque es evidente à priori, que con
este principio y procedimiento la Escritura misma como
libro inspirado, y el orden sobrenatural entero habian de
sucumbir ante las diferentes interpretaciones de los innu¬
merables lectores, cada uno de los cuales tomaba la Bi¬
blia en sus manos con diferentes ideas, preocupaciones,
intereses, grados de cultura y demás elementos que pro¬
ducen la diversidad de opiniones en la misma idéntica
materia. Y sin embargo, todas esas innumerables inter¬
pretaciones habrian de ser legitimas, si el principio lute¬
rano fuese verdadero; y siendo diversas, opuestas y con¬
tradictorias, el espiritu humano, que no puede admitir la
contradicción, habia de terminar por rechazarlas todas y
al libro mismo como sobrenatural. Y asi sucedié en éfec¬
to va en vida de Lutero por obra de los Socinos en Italia,
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschicht