DISCURSO
504
las grandes fuerzas primitivas y las que el tiempo ha des¬
envuelto; pero la influencia de esta acción en nuestros
destinos, sea provechosa 6 sea nociva, es puramente for¬
tuita, asegura Goethe (1). El gran poeta alemän juiga
asimismo que los golpes à compás del jornalero que trilla,
nos recuerdan que en las doradas espigas que caen bajo
la hoz del segador, habia un principio de vida y de sus¬
tento (2). Por ultimo, Lamartine háse valido de esta bella
comparación: «El hombre, hijo y fruto de la tierra, abre
las entranias de su madre, donde germinan las flores y los
frutos; como el hijo muerde el pecho para que la leche
ascienda y corra gota à gota del seno de su nodriza, cuya
faz cubre el llanto (3)!
Los sabios que han escrito antes de Adam Smith del
mismo modo que los poetas, han sabido apreciar el in¬
flujo de los agentes naturales en la creaciôn de la riqueza.
Hobbes designa el trabajo y el ahorro como los origenes
necesarios, los productos del agua y de la tierra como los
origenes utiles de los bienes (4). Petty piensa que el traba¬
jo es el padre y activo principio de la riqueza, pero que la
tierra es la madre (5). Para Harris la tierra y el trabajo
son las fuentes de aquélla: sin el concurso de la tierra no
podriamos subsistir, y seriamos pobres sin trabajo (6).
De notar es, sefiores Académicos, que en los famosos
representantes del espiritu humano, cuyas ideas hemos
traido à la memoria, los grandes principios de la ciencia
sobre los elementos de la producción aparecen formula¬
dos en conjunto, en general, con tan vivos colores y à
veces con rasgos tan felices, que no quedaba otra tarea
(1) Poesias, pág. 11.—Mäximas, päg. 484.
(2) Las afnidades electivas, II parte, cap. III, pag. 176.
Jocelyn, Part. Nov., pag. 289.
De cive, XIII, 14.
El impuesto, 1679, pág. 47.
Upon Money and coins, 1757.
(6)
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte