DISCURSO
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rece çon formas maravillosas, y realiza empresas que se
asemejan á un sueno de ardiente y joven imaginacion
cuando se anuncian, como cruzar los procelosos mares
çon la fuerza y prontitud del vapor, transmitir nuestros
mandatos, nuestros temores y alegrias, nuéstras espé¬
ranzas por la émula de la luz en la presteza, 6 bien en la
asociación mercantil, en las cajas de ahorros y en los em¬
préstitos hacer resurtir de subito el medio de acumular
masas de valores que mueven millares de brazos en las lu¬
chas de la paz y de la guerra, ó tornan en menos amé¬
nazador y temeroso el manana de los obreros. Diriase
que un dios desconocido ha escrito sobre la faz del capi¬
tal: confia y espera, y sobre el dorso de la poblaciôn y de
la renta: teme y sufre.—Shakespeare se propondria re¬
tratar al primero en Ariel, el docil genio de La tempes¬
tad?—« Prudente senor, salud! Vengo à ejecutar tu vo¬
luntad? Es preciso cruzar los aires, nadar, sumergirme
en el fuego, viajar por el seno de las nubes? Manda (1).»
Goethe ha descrito de un modo notable el influjo del mis¬
mo poder; en una de sus obras nos habla de esas criatu¬
ras que se mezclan à las cosas en las olas de la vida, en
la tormenta de la acción, y que trabajan sobre el ruidoso
telar de la duración (2). Si creemos à Descartes, nos ha¬
remos como duenos y poseedores de la naturaleza, em¬
pleando los diversos elementos en todos los oficios para
que son propios.
Aristôteles nota magistralmente el carácter y nécesi¬
dad del capital. Segun su parecer, la propiedad es inutil
sin instrumentos, porque no produce nada por si misma;
los instrumentos son de dos clases; unos inanimados,
otros vivos; por ejemplo, en una nave, el timon es un
instrumento sin vida, y el marinero de la proa es un ins¬
La Tempestad, acto I, escena Il.
(1)
(2) El Fausto, II parte.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politic
europäische Rechtsgeschichte