Full text: Concha Castañeda, Juan de la: Tesis: Convendría, para uniformar nuestra legislación, robustecer el poder paterno, mejorar la organización de la familia, y hasta para dar solidez al derecho de propiedad, admitir y llevar á nuestras leyes el principio de la libertad de testar ?

456 DISCURSO DEL SR. D. JUAN DE LA CONCHA CASTANEDA 
reniegan de su propia sangre, y que dando entrada en su 
corazón á los viles sentimientos de la antipatia ó del odio, 
sacrifiquen á sus propios hijos: mas, por fortuna de la 
humanidad, semejantes padres son fenómenos monstruo- 
sos, son aberraciones inverosimiles de la naturaleza, y 
para tales fenómenos, no dictan sus preceptos los legis¬ 
ladores; y si de las madres testadoras se trata, equipara¬ 
das hoy sabiamente al padre, cuando éste falta, en la po¬ 
testad, el fenómeno de la perversidad es todavia mas re¬ 
pugnante é inconcebible, y el peligro del abuso de la li¬ 
bertad de testar es realmente ilusorio. 
Si los legisladores quieren hacer leyes inmortales, que 
pasen respetadas á la posteridad, deben inspirarse en las 
fuentes purisimas de la naturaleza, que es obra de Dios, 
y no puede ser alterada por el hombre sin profanarla. No 
olviden á este propósito la sublime sentencia del orador 
romano, cuando dijo: Opinionum commenta delet dies, 
nature judicia confirmat. 
El poder supremo que ejercen se les ha dado para or¬ 
ranizar la sociedad; pero será vano y efimero si no se 
funda en la verdad, y no consagra en las leyes esos prin¬ 
cipios y sentimientos, que, en expresión del Apôstol de 
las Gentes, están grabados por el mismo Dios en el co¬ 
razón humano. 
Reconozco, senores, que hallará no pocos defectos, en 
mi discurso, la severa critica: porque asi como las cosas 
santas han de tratarse santamente, para tratar cual se 
merecen las grandes y sublimes, se necesita la grandeza 
y la sublimidad del genio; pero, en cambio de los rigores 
de la censura literaria, tengo en mi favor vuestra béne¬ 
volencia, y cuento también con el voto casi unânime de 
los padres justos, de las madres celosas de su dignidad, y 
de los hijos nobles y prudentes, que, escuchando la voz 
dulce de sus deberes, respetan la justicia y cultivan la 
virtud.—HE DICHO. 
Max-Planck-Institut für 
de Ciencias Morales y Politicas 
Real Acader 
europäische Rechtsgeschichte
	        
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