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DISCURSO
diéronse á la obra de santificación, y de entre las abomi¬
naciones de las costumbres paganas brotaron aquellas
virgenes tan Ilenas de candor, de castidad y de pureza,
y aquellos confesores tan grandes en su serena y tran¬
quila virtud; aquellas almas, en fin, que, matando el or-
gullo, el egoismo y todas las bajas pasiones, anduvieron
el camino de la cruz, y ofrecieron al mundo ejemplos de
indescriptible belleza. jQué figuras aquellas, senores: las
Fabiolas, los Pacomios, los Antemios y Jerónimos, y tan¬
tos y tantos héroes de la religión nueva! El Cristianismo
fué ganando los corazones en medio de persecuciones san¬
grientas, y al fin salió radiante de las catacumbas y se
plantó la cruz sobre la corona de los Césares. La Iglesia,
constituida al cabo en comunión exterior y poderosa je¬
rarquia, trabajó sin cesar por mejorar y elevar aquella
sociedad tomada aun de afición extremada á lo sensible,
y su laboriosa obra dió sazonadisimos frutos. Como esa
corriente de agua calurosa que atraviesa el Océano ca¬
lentando á su paso los anchos y frios mares, asi circula¬
ba por la sociedad la idea cristiana despertando en las
almas el calor de las virtudes. Hasta en las relaciones ex¬
teriores y la vida pûblica se hizo sentir su influjo bien¬
hechor, y su espiritu purisimo introdujo en la legislación
y en las instituciones importantes reformas. El Cristia¬
nismo, es verdad, se anunció sólo como un principio del
orden interior: pero es propio de toda religión, ya lo di¬
jimos poco há, el esforzarse por penetrar con su espiritu
todas las relaciones de la vida, aun las exteriores, y por
tanto, las instituciones sociales y politicas. Con alta ra¬
zón y profundo sentido San Pablo, al determinar cuál de¬
bia ser la obra de la comunidad cristiana en el conjunto
de los siglos, decia que lo era el «instaurare omnia in
Cristo.»
sufrieron, en efecto, lenta pero honda y general
transformación las instituciones de aquellas sociedades
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
uropäische Rechtsgeschichte