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DEL SR. D. CIRILO ALVAREZ MARTINEZ
me y cristiana, que en el orden de las ideas religiosas
hace este sistema muy superior bajo todos aspectos al di¬
vorcio, lo hace también en mi pobre opinión ante la ra¬
zón y ante la naturaleza.
Nos parece, deciamos hace largos anios en un librito,
que mereció ser declarado de texto en nuestras escue¬
las (1), y lo reproducimos aqui como muestra de antigua
y arraigada convicción, «nos parece que es calumniar à
la naturaleza humana suponer que las malas pasiones de
un momento, ó el justo rencor producido por una ofensa,
han de separar tan profundamente á los cónyuges en un
periodo determinado, que ya no sea dable su reconcilia¬
ción ni la reparación de su falta, y en esta hipôtesis
exagerada se fundan los partidarios del divorcio. El hom¬
bre no puede vivir sin sus recuerdos. El presente, la rea¬
lidad actual, se ofrece á sus ojos como una cosa arida; la
memoria de lo pasado embellece su existencia; la espé¬
ranza del porvenir la mantiene. Quitadle à un hombre la
memoria, el recuerdo de sus dias felices, y aun el de sus
pesares y desgracias; negadle el derecho de perdonar y
el de arrepentirse, y le habréis hecho desgraciado. El
hombre à quien se le ha faltado por una persona querida,
siente también en su dia la necesidad de perdonarla. La
mujer que ha faltado, más 6 menos tarde necesita de es¬
te perdón para su tranquilidad y su dicha, préparado si
por el sacrificio y la expiación de su parte, porque si no
el alma no se purifica, el agravio no se deshace, el orden
moral no se repara. El matrimonio deja rastros profun¬
dos en la vida humana. Los dias de felicidad que se pasaron,
las ilusiones y esperanzas de un tiempo, hasta las enfer¬
medades y el infortunio que se compartieron, se impri¬
men de tal manera en la existencia del hombre que, al
extinguirse la locura de los afectos pasajeros, no se ve la
Nociones fundamentales del derecho.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte