DISCURSO
un rompimiento definitivo, y de hecho producir por lo
pronto los mismos efectos que el divorcio, porque sus¬
pende la vida comun, y no queda de la perpetuidad e in¬
disolubilidad del matrimonio más que una ficción legal y
el celibato forzoso, que estorba la formación de nuevas
familias y que puede hacer más y más infeliz la existencia
de los cónyuges separados; si todo esto es verdad, y la
separación es siempre el falseamiento de la institucion
del matrimonio en su esencia, ó, segûn los partidarios del
divorcio, una förmula hipécrita y farisaica para la rup¬
tura de todos sus votos, sin arrostrar el valor de confe¬
sarlo; y si, además de todo esto, la separación temporal
de los cónvuges puede ser un incentivo, un motivo mas
tentador para los cónvuges disgustados de si mismos,
porque no mata en ellos la esperanza de volver à unirse
siempre que les convenga, todo esto v algo mâs que cons¬
tituve la poderosa argumentación de los partidarios del
divorcio no demuestra sino que el divorcio, como la se¬
paración son un mal para la familia y la sociedad, v esto
no lo niega nadie. Sólo que entre estos dos males sera
cuerdo y prudente elegir el menor, siempre que se de¬
muestre que la separación responde eficazmente, mas
eficazmente que el divorcio, á la resolución de todos los
conflictos de familia, sin comprometer en tanto el inte¬
rés social y los intereses morales de la misma.
Hay en efecto entre el divorcio y la separación esta in¬
mensa distancia, que convierte al primero en un elemen¬
to perturbador de todos los intereses legitimos, mientras
que la segunda, si es en efecto una transacción con las
debilidades y pasiones humanas, es una valvula de segu¬
ridad contra la terrible alucinación de un momento, y
no cierra la puerta al arrepentimiento y la reconciliacion
de los cónvuges, ni por consiguiente à su desagravio,
cuando llegue para ambos la hora de la decepción y del
desencanto por sus pasados extravios: v esta idea subli¬
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