DISCURSO
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cumple, y asi es imposible este ahorro individual, que la eco
nomia clâsica cree suficiente para el cuidado de lo porvenir.
Si los salarios, pues, son insuficientes, preciso es que la in
dustria que se beneficia con el trabajo del obrero subvenga
a las cargas de la previsión, asegurando, mediante el pagc
de las primas, las necesidades futuras. Y de aqui nace la obli
gación inherente a lo que se ha llamado riesgo profesional.
Estas primas, que los patronos han de pagar ahora con fines
de previsión, pueden considerarse como suplemento del sa¬
lario, o mejor, como salarios diferidos. Obsérvese que esta
doctrina puede aplicarse a todos los seguros sociales: la vida
del hombre, que hasta ahora hemos deseado tratar en lo que
se refiere al factor tiempo, tiene también un punto de vista,
dentro de esta categoria, que podriamos llamar de espacio.
con la que el individuo contribuye a la permanencia, rique
za y perfección de la sociedad. Volviendo, pues, a la aprecia¬
ción de la función del salario, diremos, en este respecto, que
del salario ha de sacar el obrero lo necesario, no sólo para la
sustentación de su vida presente y futura, sino también para
la de su familia, cuya vida forma, en cierto modo, parte de la
propia vida del trabajador, constituyendo una unidad colecti-
va en la que radica la riqueza y prosperidad de los pueblos.
Pero aun colocándonos dentro de la zona de organización
presente (a todas luces, injusta y peligrosa), en que hay obre
ros y patronos ligados por un contrato en que no siempre
preside la libertad, aun descendiendo mås todavia en la escala
de la dignidad humana, y admitiendo el concepto positivista
del trabajo equiparado a una mercancia, y, por tanto, dando
por bueno que el trabajador sea una mâquina, nos veriamos
forzados a cargar sobre los gastos generales de producción,
que corren a cuenta de la industria, la cuota del Seguro so¬
cial; porque asi como en el cálculo del coste de producción
se hace intervenir el gasto necesario de entretenimiento,
amortización y seguro de las herramientas y maquinaria, de
igual modo, cuando la máquina es humana, seria preciso
atender a esta exigencia de toda buena contabilidad.
Max-Planck-Institut für
Real Acad
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europäische Rechtsgeschichte