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DISCURSO
tuir a quien tan alto y gran lugar ocupaba en esta Corpora¬
ción, venia por el contrario, y obedeciendo mås al sentimiento
que a la razón, a determinarme a aceptar centuplicando mi
gratitud por vuestra oferta. Seguramente, al dar prioridad
al sentimiento sobre la razón en este caso, me pongo a tono
con la determinante de vuestra elección, que no pudo aspirar
a que yo sustituyese a Azcárate ni de cerca ni de lejos en
aquella su insustituible sabia labor de cooperación cientifica
con vosotros, labor para la cual forzosamente habréis de acu¬
dir a otros hombres doctos. Seguramente, no acierto a dar
otra explicación a mi elección; os dejasteis llevar del senti¬
miento al querer compartir el que suponiais en él, de que yo,
muy lejos de él en cuanto a valer cientifico, pero muy cer¬
cano en afección perdurable a su memoria y al sentido inti-
mo de su vida, ocupase su puesto, y al ocuparlo fuese testi¬
monio viviente del homenaje que la Academia queria rendir
a la memoria inmaculada de aquel hombre verdaderamente
sabio y santo.
En memoria de Azcárate.
No he de hacer, seria pretensión contradictoria con lo
que acabo de decir, y seria, además, tarea superflua ante este
docto auditorio, exposición critica, ni resumen, ni siquiera
catálogo de aquella labor cientifica tan intensa y perseverante
durante mâs de medio siglo, que asombra por su extensión
y emociona por el constante desinterés que la inspira. Porque
habrâ seguramente en el campo de nuestra ciencia quien
supere a Azcárate en brillantez o en extensión de su labor,
aunque es dificil; pero no hay seguramente quien le iguale
en aquella absoluta rectitud para la investigación y exposi-
ción de la verdad, que no encontraba en su espiritu sereno
prejuicio alguno que lo enturbiara ni fuera estimulo para
violentar ni torcer su natural cauce.
Max-Planck-Institut fül
Real Academia
cias Morales y Politicas
päische Rechtsgeschichte