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DISCURSO
rrogativa de disolución, teóricamente al menos, imponiendo
una necesaria apelación al pais, puede encontrar disculpa,
y, en la mayor parte de los casos, hasta justificación. En cam
bio, no tiene ninguna el verdadero desenfreno çon que los
Gobiernos se han amparado de la regia prerrogativa para
sustraer su gestión a la investigación del Parlamento, sus
pendiendo sus sesiones. En esto se ha Ilegado a abusos de
que no hay ejemplo en ningûn otro pais, periodos de más de
un ano, sin mâs que cuidar de que no coincidiera con el solar,
han estado sin funcionar las Cåmaras, con manifiesto que-
branto del espiritu de la Constitución, y han sido muchos
aquellos en los cuales no han estado reunidas el minimum de
tiempo que hace mâs de un siglo se consideraba indispensa¬
ble. Y si en el nûmero de suspensiones de sesiones, decreta¬
das al amparo de la regia prerrogativa, y en su duración no
se ha guardado discreción ni consideración alguna a los inte¬
reses pûblicos, en cuanto asi convenia a los Gobiernos, no ha
sido menor el escándalo en cuanto a los motivos, pues se han
Ilegado a suspender las sesiones precisamente para que pu¬
diesen ser por decreto suspendidas las garantias constitucio¬
nales, vulnerando asi las bases fundamentales de la Consti-
tución, en cuanto garantiza los derechos de las Cortes y los
de los ciudadanos al mismo tiempo.
Si tal aplicación se ha hecho de los textos constituciona¬
les, violentando su espiritu, para procurar mayores facilida-
des al poder de los ministros, con menoscabo de la función
legislativa, zcómo habia de arraigar entre nosotros el régi¬
men parlamentario, que para vivir necesita, no ya la obser
vancia de los textos constitucionales, sino una interpretación
de los mismos, inspirada en un acatamiento sincero de la so¬
berania de la nación, expresada por el Parlamento ouyo
concurso se solicita, no sólo para la obra legislativa, sino
como asistencia constante a la total de gobierno?
Por fortuna, es ésta del abuso en la suspensión de sesio¬
nes, cuestión en la cual no es dificil que se llegue pronto a
un remedio; pues el reconocimiento del mal es unánime, y re¬
Max-Planck-Institut für
les y Politicas
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sgeschichte