DISCURSO 
De modo que, después de renegar del interés privado 
como opuesto al general, se viene a reconocer su imprescin¬ 
dible existencia, y se toma como argumento la concentración 
actual de esos intereses para conducirnos a una concentración 
absoluta y unica que, en puridad, vendria a ser su negación: 
primero, porque hoy las concentraciones son colectivas y 
fruto de la responsabilidad de quien las realiza, mientras 
que en esta Asociación Nacional se obligaria a las fuerzas 
individuales a concentrarse, y nadie asumiria la carga del 
fracaso que la misma produjera; y ségundo, las concentra¬ 
ciones actuales llegan, por ramas y por diversidad de activi¬ 
dades, hasta el grado sumo de ventajas que esa concentra¬ 
ción pueda reportar; pero desde el momento en que se las 
fusionara, desapareceria para cada una el interés de Em 
presa y la libertad de dirección, que es tanto como conde¬ 
narlas a la pasividad, a la inercia y al marasmo, o sea, a todo 
lo contrario de lo que la concentración requiere para hacer 
eficaz, activa y multiplicadora cada una de las fuerzas con 
gregadas en su interior. 
Asi, pues, el sistema que estos autores idean de una Aso¬ 
ciación Nacional encerrada en el cuadro de una simple So¬ 
ciedad anónima, sin mås que empujar la evolución hasta su 
fin, convirtiendo de un golpe toda la fortuna inmobiliaria, 
industrial y comercial de Francia en fortuna mobiliaria, ha 
Ciéndola entrar en la gran Sociedad Anónima Nacional por 
cambio de las acciones que cada cual aportara, es una forma 
de socialismo inconsciente que además viene a agravarse por 
el modo con que los autores desarrollan el funcionamiento 
prâctico de su idea. Para ellos, en efecto, todos los franceses 
serian accionistas de la Sociedad Nacional: unos como por- 
tadores de acciones representativas de su activo neto el dia 
de la constitución, y otros como tenedores de acciones de 
trabajo. Pero lo curioso es que esta Asociación Nacional Eco¬ 
nômica pasa a convertirse en Sociedad politica nacional, 
puesto que los Estatutos de la Sociedad se llamarian Consti¬ 
tución, los accionistas nombrarian a los administradores que 
Max-Planck-Institut für 
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