DISCURSO
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por vanidad y vanagloria cuanto se hiciera sin mandato del
superior. Y era por ultimo, preciso, que el monje se abstra¬
vese por completo de si mismo, atribuyéndolo y encaminan¬
dolo todo á la gloria de Dios (cap. IV, y Prôlogo).
Interesantisimo cual pocos, es el capitulo que la regla de
San Benito consagra à la determinaciôn del vestuario y cal¬
zado de los monjes (LV: De vestimentis et calceamentis fra¬
trum). Además de las dos tunicas (sélo nos importa la ropa
exterior) debia tener cada uno, dos cucullas (más nuevas y
cargadas de pelo en el invierno que en el estio) y un escapu¬
lario para el trabajo. Fué al principio la cuculla, un tocado
que cubria la cabeza y la nuca, usada por los pobres y por
los labradores, segûn aprendemos en Columela y en Palla
dio (91), por lo que con razön se pudo decir, que no son fral¬
les todos los que traen capilla, porque los labradores tam¬
bién la traen en sus capotes (92). Después, al menos entre los
monjes, la cuculla se convirtió en una vestidura con mangas y
con capucha, que cubrien do la tünica, descendia hasta los pies
o hasta las rodillas. Entre los grabados que ilustran los Andles
de Mabillon, en su edición de 1703 (93), hay uno en el que apa¬
rece un hermano con la cogulla tal como indico, podando un
arbolillo con una pequena hoz. Pero para el trabajo, tenian
los monjes el escapulario, cuya sola existencia como vestido
especial, demuestra la importancia que à la labor de manos
concedió la regla benedictina. No es fácil determinar hoy, la
forma precisa del escapulario en tiempo de San Benito, pero
parece que consistia en una especie de casulla que no pasa
ba del ombligo, con sôlo medias mangas muy amplias ô en
su lugar con dos 6 tres trabillas para unir el pafio delantero
y el trasero, y con la capucha unida 6 separada; con lo cual
quedaban los brazos y todo el cuerpo en gran libertad para
los trabajos penosos. El mismo Mabillon, junto al grabado
de la cogulla, 6 formando con él uno solo sin mâs separacion
para las figuras, que una linea vertical, que no respetan las
hojas del árbol, nos presenta otro hermano con su escapu¬
lario, de ambos pahos, unidos con trabillas. Tiende este mon¬
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