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DEL EXCMO. SR. D. FERMIN CALBETÖN
lucionarias, y el esfuerzo social debe encaminarse á que des¬
aparezca el desnivel y la armonia se establezca.
Es ésta la sublime misión educadora que el Estado inicia
con la instrucción, porque en los centros docentes comienza
el impulso educativo; pero la prosecución de tan estimable
trabajo debe encomendarse å la iniciativa privada, estimu
lándola por cuantos medios morales y materiales estén al
alcance del Estado.
Pobres y ricos habrá siempre, decia San Pablo con razón;
pero la caridad debe unirlos en el amor, y esta sublime mi
sión debe encomendarse à asociaciones educadoras, con los
estimulos indicados. Lo primero para conseguir que el amoi
sustituya al odio en la relación de clases, es acometer à todo
trance contra esa vioja y perniciosa reliquia de anejas con
cepciones que se traduce en injustificados desdenes, y el me
jor remedio para ese mal es la educación, el trato reciproco.
la continua práctica del mutuo conocimiento, y de algo pue¬
de servir para la extinción de esos ridiculos desdenes, cuanto
tienda à concluir con los estimulos que conceden à la vanidad
humana, cosas conocidas.
Para la educación pronta del sujeto, abrigamos esperanza
fundada de que en ella se cumplirá el mismo fenômeno que
el sucedido en el mundo de la materia. Asi como en éste el
progreso de los ultimos cincuenta anos es incalculablemente
superior al que se observa en los milenarios anteriores, asi
también el alma del sujeto sufrirá en breve una transforma¬
ción que se asemeje en potencia à la del mundo fisico.
Se basa nuestra esperanza en que asi suceda, en la reno
vación y progreso experimentados en la instrucción por efec¬
to de la aplicación de observaciones cientificas à los elemen¬
tos pedagógicos. Ante la obra de éstos, huyen despavoridos
la superstición, el fanatismo y la intransigencia; se purifica à
pasos agigantados el ambiente humano, destruyéndose en el
los gérmenes de infección seculares que Ilegaron hasta nos¬
otros. Las rancias preocupaciones, hijas de atroces injusti¬
cias, éstas mismas, encastilladas en muros de intereses créa¬
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