DEL EXCMO. SR. D. ANGEL SALCEDO Y RUIZ
143
pularidad entre los discretos, que no es tan vasta, pero si más
solida, mâs grata y más dulce que la otra. No hace todavia
muchos meses que la opinión püblica le senaló espontánea¬
mente para ocupar un elevado cargo politico, y no pudo ser,
porque le faltaban condiciones administrativas para desem
penarlo; los periódicos y el pûblico comentaron el hecho.
manifestando asombro ante el contrasentido de que per-
sona de los méritos del designado no pudiese ser en Espana
lo que son tantos otros sin méritos conocidos de ninguna
clase. Algunos de los que tienen condiciones para todo de¬
bieron sentir una inquietud de sonrojo al leer estos comen¬
tarios.
A raiz de este suceso, los paisanos de D. Felipe Clemente
de Diego quisieron que fuera su candidato para Diputado à
Cortes. No aceptó él, como aceptó por los mismos dias el
nombramiento de individuo de la Comisión de Códigos. Tal
es el hombre. Satisfecho con el estudio y con el trabajo, en
la prâctica de las virtudes religiosas y civicas, que hacen al
varon constante de los estoicos, pero de aquel estoicismo pu¬
rificado y ennoblecido por la doctrina de Cristo, dichoso en
su hogar cristiano, padre de dilatadisima prole, nuestro
nuevo companero es ya gloria de esta Real Academia, y
serä, seguramente, de los más activos y fecundos colabora¬
dores de su labor cientifica.
HE DICHO.
cias Morales y Politicas
Real Academia
päisc