DISCURSO
DEL SENOR
DON ADOLFO G. POSADA
SENORES ACADÉMIGOS:
Honor, jamàs solicitado, y al que nunca tuve la osadia de
Aspirar, es el que me otorgais llamändome à vuestro gremio.
Solo el paternal cariho de algun maestro respetabilisimo. v
la benevolencia con que habéis querido estimar una labor de
anos en la cätedra, y una colaboracion entusiasta en la re-
forma social espafiola, puede disculpar esta eleccion que tan¬
to obliga mi reconocimiento.
El primer acto académico, que las reglas de esta Casa
exigen, constituye para mi muy dificil empresa. Vengo en¬
tre vosotros sucediendo à un politico de accion, eminente.
que intervino, con pasiôn siempre, con la pasion impetuosa
de un temperamento forjado para las luchas, en las crisis
y perturbaciones de nuestra agitada vida nacional, que in¬
huyé intensamente en la marcha politica de nuestro pueblo.
y alcanzö significacion y relieve excepcionalmente acentua¬
dos, en momentos todavia harto cercanos, para que sea po¬
sible considerarlo con la imparcialidad que requiere el jui¬
cio ecuânime y sereno. D. Alejandro Pidal y Mon aun no
pertenece por entero à la historia: su nombre fué, hasta hace
Max-Planck-Institut für
as Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte