CONTESTACIÖN 
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los procedimientos y à los Tribunales militares toca, por con¬ 
siguiente, sancionarlo y perseguirlo? 
Cometido por individuos del Ejército, no hay que decir 
que rompe y destruye uno de los primeros deberes del que 
estä obligado á defender con su concurso personal el territo¬ 
rio que compromete y la honra del pais à quien agravia; co¬ 
metido por paisanos, quebranta el vinculo mâs sagrado que 
une al ciudadano con el Estado de que forma parte; en uno 
y otro caso, el perjuicio inmediato recae sobre las armas na¬ 
cionales, cuyos triunfos malogra ó entorpece. 
De hechos tales sólo la milicia puede ser juez, porque 
sólo ella es capaz de medir su importancia excepcional y de 
procurar una ejemplaridad justa y conveniente. «El Ejérci¬ 
to—ha escrito un ilustre publicista que ostentó dignamente 
la placa de Auditor, D. Pedro Blanco—necesita que à la 
transgresión de la ley siga instantåneamente la imposición 
del castigo, lo mismo por los delitos que dentro de él se co¬ 
metan, que por los cometidos contra él. De uno ó de otro 
modo, es preciso herir fuertemente la imaginación del sol¬ 
dado antes que el mal ejemplo ó el decaimiento encuentren 
oco y cundan en las filas..... Decidme si no es indispensable 
que en el mismo Ejército se juzguen y repriman duramente 
delitos, por ejemplo, como el de espionaje!....» 
Punto es éste sobre el cual realmente no ha habido dis¬ 
cusión ni duda. El Código penal comun deja al militar la ex¬ 
clusiva respecto del espionaje, de tal suerte que ninguno de 
sus precoptos es aplicable á los espias. Todo lo que entre 
aquéllos pudiera rebuscarse, como texto concordante, soria 
el nûm. 4.° del art. 138, relativo al espanol que suministrare 
al enemigo noticias que conduzcan directamente à hostilizar 
à Espana ó à favorecer el progreso de las armas enemigas. 
Y esto es traición, segûn se ha visto. 
Poco hay que decir en defensa del concepto de la rebe¬ 
lión como delito militar, «siempre que se cometa por indivi¬ 
duos del Ejército ó en connivencia con ellos». El hombre 
que está llamado à ser el más firme sostén de los Poderes 
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