CONTESTACIÖN 
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el Conde de Torreánaz razona con tanta discreción como 
competencia. 
Quede ya sólo para mi la tarea, harto grata, de felici¬ 
tarle por su notable trabajo, repitiendo en intimo monólogo 
las palabras consagradas por el sindicalismo en auge..... « La 
violencia», que significa el impetu vehemente de la acción 
obrera para sacar à la sociedad de su estado, modo, po¬ 
sición ó situación natural; diosa que tuvo un templo en 
Corinto, donde estaba unida con la «necesidad», dando à 
entender que sólo se justifica cuando es necesaria..... «La 
huelga», que es la interrupción violenta del trabajo, el ejer¬ 
cicio del infausto derecho de abrir un paréntesis en la vida, 
suspendiendo la producción, las transacciones, los transpor¬ 
tes, la luz, la subsistencia, en fin, la satisfacción de las mâs 
apremiantes exigencias de los individuos y de los pueblos..... 
El horno apagado, la tienda cerrada, la mercancia detenida, 
los caminos desiertos, la ciudad à obscuras, el hogar sin pan; 
el hogar, «ese nido encantador donde parece que se han dado 
cita todas las dulzuras que el cielo ha dejado à la tierra», y 
donde la violencia en triunfo concierta todas las amargu¬ 
ras, todos los horrores de la tristeza, la desolación y el ham¬ 
bre..... Es todo esto un programa? jEs un avance hacia el 
bienestar general, que no puede desenvolverse sino en el 
ambiente de la paz y la armonia?.... Será verdad, como dijo 
Saint Just, que la riqueza es una infamia?.... Habrá que re¬ 
conocer que todas las barbaries tienen el derecho de decir 
«Contadnos»?.... 
Pidamos el orden en los hechos, procurando que no reine 
el desorden en las ideas, y confiando, sobre todo, en que la 
razón nunca naufraga en masa.....— Es tan dificil discutir doc¬ 
trinas cuando los apóstoles se convierten en malhechores ó 
en autócratas!.... Para combatir el despotismo de la fuerza, el 
derecho dispone de medios de coacción, que aûn protegen 
à las sociedades y han de protegerlas vigorosamente duran¬ 
te mucho tiempo. Pero zpodremos afirmar que no Ilegará un 
dia en que las mayores extravagancias de la inteligencia, los 
Max-Planck-Institut für 
uropäische Rechtsgeschichte