DISCURSO
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mas, por los propios obreros, y que, por tanto, es necesario
reformar el régimen de patronato que por punto general do¬
mina en los Circulos católicos de obreros. «Sucode á menudo
-dice—que por consentirlo los propios obreros que alli se
refugian como en un puerto, al abrigo de las tempestades,
el circulo se convierte en una casa familiar, donde se ejerce
la dirección paternal de un director amado, en lugar de ser
un centro de vida animada por la iniciativa de los mismos
trabajadores, de los estudios profesionales, cultivados con
amor apasionado al oficio, de las ideas sociales, laboriosa¬
mente adquiridas y propagadas con valor fuera..... En estos
tiempos de discusión y de lucha, la influencia pertenece à
aquellos que tienen armas para sostenerlas, no sólo con vi¬
gor, sino también con competencia. Yo muchas veces me he
sorprendido—anade— del conocimiento de las cuestiones
obreras, de la riqueza de documentación que los socialistas
miembros de los sindicatos, simples trabajadores, aportan al
servicio de sus ideas y de sus pasiones. Ellos han estudiado.
En nuestros circulos nada se estudia; no se estudia, sobre
todo, profesionalmente. Se dan conferencias apologéticas, lo
cual es indispensable; conferencias literarias, cientificas, ar¬
tisticas, con proyecciones, y son en verdad muy utiles. Pero
no se preocupan de formar propagandistas de la verdad so¬
cial; y es que impera una tendencia individualista, el cuidado
del bien personal, no del colectivo..... La conquista de las
almas y de las inteligencias populares no puede hacerse más
que por los mismos trabajadores, puesto que ellos solos co¬
nocen bien sus aspiraciones y tendencias» (1).
Tiene, á mi juicio, razón el Conde de Mun. El porvenir
de la organización del trabajo está en la asociación de los
obreros sobre la base de los sindicatos cristianos, sindicatos
libres y autónomos, confederados para la ensenanza, para
la propaganda, para el recreo, para el ahorro, para la pro-
ducción y para el consumo. El Papa citado, en su Enciclica,
(1) La Paz Social, 9 de Febrero de 1912.
Max-Planck-Institut für
Politicas
rales
päische Rechtsgeschichte