DEL SR. D. MIGUEL ASIN PALACIOS
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Abenmasarra, consistia, pues, en apoyar su demostración con
la autoridad de las palabras del Profeta. Estas palabras, sin
embargo, no parece que tenian tal fuerza probatoria, por la
sencilla razón de que no eran auténticas. Al menos, el pri¬
mero de los dos hadizes proféticos es considerado como apó¬
crifo ó de autenticidad dudosa (1); y el segundo revela en su
lenguaje ser una repetición ó dûplica adornada del primero.
Es mås: no se necesita mucho esfuerzo para adivinar que am¬
bos son una adaptación à Mahoma de los textos evangélicos
en que se anuncia como inminente el advenimiento de Cristo
(parusia) para el juicio (2). Pero de todos modos, aunque
fuesen auténticos, su sentido más obvio se refiere al juicio
particular de las almas. La doctrina islámica sobre el juicio
es màs compleja que la cristiana, aunque en el fondo coincide
con ella al admitir dos juicios: uno particular é inmediato à la
muerte y otro universal en el fin del mundo. Mas como la pa¬
labra àrabe quiama (ïeh), empleada en ambos hadizes para
designar dicho juicio particular, designa igualmente el juicio
universal y definitivo del dia de la resurrección de la carne y,
por extensión, esta resurrección misma, el equivoco de que
se servia Ismael, para negar la resurrección de los cuerpos,
consistia en tomar la palabra en este ûltimo sentido, de ma¬
nera que ambos hadizes significasen en suma: El que muere,
ya ha resucitado. Y esta hábil exégesis se acomodaba en un
todo à la psicologia masarri, porque, como ya hemos repe¬
tido en otros lugares, si el alma humana es de naturaleza es¬
piritual, pura y divina, si antes de su unión con el cuerpo
tuvo existencia propia y personalidad independiente, es claro
que su unión con este mundo fisico y corpóreo es una ver-
dadera caida, un descenso, una degeneración; por lo tanto, la
(1) Sayid Mortada en su Ithaf, X, 380, lo califica de débil ó enfermo
(Ga2).
(2) Math., XVI, 28; XXIV, 34 y paralelos: «Sunt quidam de hîc stan¬
tibus qui non gustabunt mortem, donec videant Filium hominis venientem
in regno suo.» «Amen dico vobis, quia non praeteribit generatio haec
donec omnia fiant.» Cfr. Tixeront, Hist. des dogmes, I, 76.
Max-Planck-Institut für
1 Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
uropäische Rechtsgeschichte