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DE D. ADOLFO-BONILLA Y SAN MARTIN
Real Academia: D. Joaquin Costa (1). Me refiero å la ficción
supuesta por la regla: «La ignorancia de las leyes no excusa
de su cumplimiento», consignada en el art. 2.° dé nuestro Có¬
digo civil. Es de la más elemental evidencia que nadie puede
cumplir los preceptos que no conoce, y que nadie puede co¬
nocer todos y cada uno de los preceptos en que à diario lu¬
cen su inventiva ó su verbosidad los legisladores, proporcio¬
nando con ello sustento â numerosas familias de tipógrafos.
Esto no obstante, la ignorancia no es excusa para el legisla¬
dor, y parece que no debe de serlo, en vista de la rara una¬
nimidad con que todos ellos proclaman el principio. La ig¬
norancia, en efecto, no admite prueba. Si, alegándola, el ciu¬
dadano elude el cumplimiento de la loy, quedarâ ésta al
arbitrio del que haya de acatarla, y será como si no existiera.
Pero, por otra parte, zcómo exigir que todos conozcan las
leyes, cuando á veces es faona dificilisima encontrar su texto?
O zes que se trata de una ficción necesaria? En tal caso, ha¬
briamos de decir que todo el cumplimiento del Derecho des¬
cansa en una ficción, analoga å esa otra que, en procedimien¬
tos judiciales, recibe el nombre de notificación en estrados.
El legislador llama à los ciudadanos (que no le oyen, por es¬
tar distraidos en sus ocupaciones), y después, ante dos testi¬
gos, el oficial tipógrafo y el regente de la Gaceta, lee las pro¬
videncias legislativas, por cuyo incumplimiento harâ luego
responsables à los que no pudieron escucharlas ni leerlas.
(1) Cons. su Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Mo¬
rales y Politicas (Madrid, 1901), sobre el tema: «El problema de la igno¬
rancia del Derecho como culpa, y sus relaciones con el status individual,
con el referendum y con la costumbre».
Max-Planck-Institut für
Politica
ales
le Ciencias Mc
europäische Rechtsgeschichte