DE D. ADOLFO BONILLA Y SAN MARTIN
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siguiente de varias personas. Y si suprimo los individuos,
iqué espacio me queda para el ejercicio de la actividad, con¬
dicionada por el cerebro, en que consiste la conciencia?
Estoy muy lejos de afirmar que la sociedad sea un mero
agregado de individuos. Tampoco digo que la casa sea un
mero agregado de piedras. Pero sostengo que lo que á la
casa da valor de tal, no es una oùa ó substancia distinta de
las piedras, sino la forma especial segun la cual éstas se ha¬
Ilan ordenadas. Y la forma serâ de esencia en la casa, poro
no se concibe independientemente de su materia; no es, en
suma, una substancia. Algo análogo acontece con lo colec¬
tivo; no es sino una forma de agrupación de lo individual;
no puede existir independientemente de él, y se disuelve
cuando desaparecen los individuos. Pues, siendo asi, zcómo
hablar de conciencia colectiva; es decir, de conciencia de una
unidad racional que no es unidad, sino agrupación orde¬
nada de unidades?....; 3cómo hablar de un ser, es decir, de
una substancia colectiva, si lo colectivo es forma, y por lo
tanto caroce de ser sin la materia? Y, no habiendo concien¬
cia ni realidad substantiva, zcómo puede haber persona? Si,
en el ejemplo anterior, las piedras tuvieran conciencia, al
estar ordenadas en forma de edificio, habria en cada una de
ellas conocimiento de su disposición para el fin arquitectó¬
nico; pero no existiria conciencia en el edificio, porque éste
no es un ser que viva independientemente de sus materiales,
como éstos pueden vivir sin la especial ordenación que le
engendra.
No es esto amenguar en lo más minimo la importancia de
lo colectivo; es sencillamente, como en un principio decia,
depurar su concepto. La colectividad no es creación de la
ley; es un hecho natural, como la Familia; ó el efecto de la
voluntad, como la constitución de una compania mercantil.
También (para volver al simil precedente) hay edificios cons¬
truidos por arquitectos humanos; y hay palacios naturales,
maravillosos y espléndidos, formados por la acción formida¬
ble y continua de las fuerzas de la Naturaleza. Pero cuando
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lia de Ciencias Morales y Politica.
uropäische Rechtsgeschicht