DEL EXCMO. SR. MARQUÉS DEL VADILLO
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anadir que confirman la ley provincial de la expiación en la
Historia, que por algo nos ofrece su inmenso escenario ejem
plo de instituciones que, porque olvidaron sin duda su des
tino, cayeron de su grandeza, para saludable ejemplo de las
generaciones, cual aconteciera con el imperio griego y civi
lizaciones brillantes borradas para siempre de sus péáginas
por el huracán de las revoluciones sangrientas, brazo mu
chas veces inconsciente de la razón y de la justicia infinitas.
Esto es lo que muchos llaman evoluciones y que, á nuestro
juicio, estaria mejor calificado como ejecución de sentencia.
Y precisamente porque esto es asi, deciamos, en el comienzo
de estas consideraciones, que tales obstáculos, como los que
venimos senalando para la restauración moral y religiosa de
nuestra patria, no existian en los paises americanos, en los
que, por las condiciones en que se han formado sus naciona¬
lidades y el ambiente y los elementos con que han tenido que
desenvolverse, ni existen organismos ó partidos politicos
con aspiraciones como las que mantienen en Espana los se¬
nalâdos, ni puede haber com petencia entre poderes que por
su naturaleza no son rivales y por su historia no pueden ser
lo, porque jamás lucharon. He aqui por qué de lo unico que
en ellos puede tratarse es de paz ó de guerra, de armonia
(léase libertad) ó de negación (entiéndase tirania), quedando
para el porvenir la complicada cuestión de relaciones mu¬
tuas, segûn sean las condiciones en que se desenvuelvan am-
bas potestades en el curso azaroso de los tiempos. Por eso
hoy gozan las comunidades religiosas en los paises america¬
nos de una libertad de que no disfrutan en los solares del
antiguo mundo, sobre todo si se trata de pueblos de la raza
latina; y por eso también rige y se desenvuelve el principio
concordatorio en las repûblicas de América, mientras se dis¬
cuten y merman facultades, ó se denuncian tratados, ó se en¬
torpecen negociaciones en alguno de los pueblos del antiguc
mundo. He aqui por qué hemos creido, contrayendo de nue¬
vo nuestras consideraciones al punto y materia que examina
mos, que debiamos, de propósito, fijar la atención en las dos
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les y Politicas
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