DISCURSO
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orden natural y de los fenómenos económicos, para asentar
sobre ellos el orden social y adaptarlos á su vez à las necesi
dades nuevas que la elevación intelectual y moral del hombre
como ser social exige cada dia con mayor imperio. Asi, pues,
en realidad una y otra Economia no son sino partes de un
mismo todo, que mutuamente se integran y completan, sin
que quepa prescindir de la influencia de los fenómenos
sociales sobre los económicos, toda vez que estos ültimos se
utilizan por el hombre para la expansión de su vida como
individuo de derechos y como componente de la sociedad, ni
del influjo de los económicos sobre los sociales, porque quien
prescinda de las leyes que regulan la producción y el con¬
sumo de las riquezas construirá una sociedad que carecorâ
del orden que para su vida le es preciso á toda aglomeración
de seres que entre si se relacionan y juntos conviven.
Y, sin embargo, senores, ello es lo cierto que ambos con¬
ceptos no expresan hoy una misma é idéntica cosa. No estä
la distinción en lo que Leroy-Beaulieu nos dice al reco¬
mendar que no se confundan dichas dos expresiones. Segün
él, bajo el nombre de Economia social, que se ha hecho muy
corriente en Francia, recibiendo su consagración en la Expo¬
sición de 1889, se agrupa toda clase de procedimientos inge
niosos para conciliar los patronos y los obreros, para difundir
las buenas costumbres en las clases inferiores y para alcanzar
6 consolidar lo que se llama la paz social, siendo de toda
evidencia, à su entender, que no se trata de una ciencia, es
decir, de principios fijos, constantes y consolidados, sino de
un arte, ó sea de cuestiones de aplicación contingentes y
variables, segûn los lugares y los hombres, observaciones
éstas que, por muy ûtiles que puedan ser, no conducen à la
determinación de verdaderas leyes permanentes y univer¬
sales. Pero después se alza contra la aseveración de que la
Economia politica estudie à las sociedades solamente en el
estado estâtico, y ciertamente que si tione como debe tener
muy en cuenta para sus estudios el estado dinâmico de las
sociedades, no puede hacer caso omiso de lo que Leroy¬
Max-Planck-Institut für
es y Politicas
itsgeschichte
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