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CONTESTACIÖN
sustantividad del Poder real, que no es la Monarquia ni me¬
nos en Espana, donde brota de sus entranas, tradiciones é his¬
toria, para ser el emblema de la nacionalidad, algo asi como
secundario y puramente accidental é histórico, sino todo lo
contrario: en ella vibra y encarna, como en ninguna, el alma
nacional y aun pudiera preguntarse si en algunos casos no
han vivido de su savia y de su jugo los partidos politicos
que debieran ser los más solicitos, por ser los más obligados
en servirla y escudar su inviolabilidad constitucional. Y tén¬
gase en cuenta, además, que ese poder social inmanente ó
permanente, del que brota la Monarquia, consustancial en
Espana å la libertad politica, tiene tal fuerza y tan profundo
arraigo que se me antoja compararla à lo que es el calor la¬
tente en los cuerpos fisicos; porque asi como en éstos cons¬
tituye la diferencial de los cuerpos todos, en sólido, liquidos
y aeriformes, segûn la cohesión de sus moléculas, asi tam¬
bién la Monarquia, el Poder real y su prestigio y su respeto
son y representan para ol pais regido por ella grados dife¬
rentes de normalidad social de orden positivo y práctico y de
verdadera libertad politica. Por eso, precisamente, es tan
grave el adulterar su concepto y su autoridad; porque ello
equivale à menoscabar su prestigio de que, repito, han vivi¬
do y siguen viviendo algunas veces las instituciones todas.
Nada, pues, nada de desconfianzas, ni menos de rivalida¬
des entre los elementos que forman el régimen constitucional
en que vivimos, y à tal propósito bien está lo que propone el
nuevo Académico; porque el Poder real, sin las facultades
que le son inherentes y para él esenciales, viene à ser lo que
el león de la fábula en el precioso apólogo de las armas rea¬
les, debido à la inspirada pluma de D. Ceferino Suárez Bra¬
vo, allà en los dias en que estas cuestiones caldeaban más
que hoy la arena del combate en las luchas obstinadas de
los partidos politicos.
Permitidme que os recuerde algunas estrofas, ya que no
puedan ser todas, cual convendria á su altisima inspiración
y å vuestra envidiable cultura. Dice asi su autor:
Max-Planck-Institut für
as Morale
uropäische Rechtsgeschichte