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DISCURSO 
Bénoist que «las abstenciones crecen y minan de todas suer- 
tes la mayor parte de las elecciones, condenando las mayorias 
à no ser mâs que aparentes, y las Câmaras fantasmas» (1); 6 
con Saint-Girons, que «con la abstención, el Gobierno repre¬ 
sentativo deja de ser sincero y nacional, para llegar á ser, 
en manos de una minoria turbulenta y sin escrûpulos, ins- 
trumento de opresión sobre la mayoria que se calla» (2). 
Y si la abstención es mala y peligrosa en los gobiernos 
monârquicos y organizaciones aristocrâticas, lo es aun mu¬ 
cho mås en las democracias y repûblicas, y en general en to¬ 
dos los en que impere el régimen representativo, que des¬ 
cansa necesariamente en el principio de la representación 
nacional, y éste seria falseado si no tuviera la sanción de la 
mayoria del cuerpo electoral; porque já nombre de quién los 
poderes pûblicos gobernarian si las mayorias que los auto¬ 
rizan no representaran, en realidad, mås que á la minoria 
del pais? Caeria entonces por su base la tan conocida fór¬ 
mula de la escuela democrática de «el gobierno del pueblo 
por el pueblo», si la mayoria no le diera su representación. 
No se puede negar que el régimen representativo y par¬ 
lamentario, para que no sea una ficción, necesita que la re¬ 
présentación en que descansa, como consecuencia de la so¬ 
berania nacional, sea legitima, y no lo seria sin la sanción 
de la mayoria de los ciudadanos que tienen derecho á inter¬ 
venir por medio del voto en las funciones publicas, y por 
eso Fermeil dice que «el sufragio universal, que en estado 
normal es una ficción constitucional, llegaria á ser por la 
abstenciön una mentira y una verdadera mixtificación» (3). 
(1) Charles Benoist, Revue de Deux Mondes de 1885.— De l'organisation 
du suffrage universel. 
Manuel de Droit constitutionnel, pág. 168. 
(3) Este escritor aûade: «La base misma del régimen representativo 
quedaria quebrantada, puesto que la minoria se encontraria en condi¬ 
ciones de imponer la ley á la mayoria, y este régimen perderia de un 
solo golpe la autoridad sobre los regimenes autoritarios y aristocrâti¬ 
cos.» (Les principes de 1789 et la science social, pág. 124.) 
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