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DISCURSO
cuenta de su conducta. En los pueblos antiguos, la ig
norancia y la disolución de costumbres solian corres-
ponderse; y á pesar de la dureza de los castigos, las
costumbres eran depravadas, porque el sentimiento
moral apenas existia. Nuestras costumbres son infini¬
tamente mås puras; nuestro respeto à la vida, à la hon-
ra y à la dignidad humana, mucho mayores que en
las sociedades antiguas, en donde la ley positiva inva¬
dia hasta lo intimo de la conciencia. Asi como la eco¬
nomia social puede prescindir de la imposición del
Estado, porque la sociedad, en conjunto, sabe cumplir
las leyes que presiden á la formación y distribución
de la riqueza, y la ciencia no necesita de la tutela de
los Gobiernos, porque espontáneamente los hombres
procuran alcanzar y alcanzan el conocimiento de la
verdad, asi también en el orden ético han venido á ser
inûtiles los medios coactivos; porque desarrollado el
sentido moral, gracias principalmente á la acción
del Cristianismo, es casi siempre bastante la autoridad
de la conciencia para reprimir los actos que antes eran
objeto de legislación escrita.
Ya dijimos, al hablar del influjo social del Cristia-
nismo, cómo el sentimiento religioso se habia afirmado
frente à los poderes de la tierra en su libertad é inde-
pendencia debidas. La emancipación en nuestros dias
puede decirse que es completa. La Iglesia tiene su au-
toridad y esfera propias, y el Estado, lejos de imponer
creencias religiosas, prescinde demasiado, aunque sólo
se tenga en cuenta el bien relativo, del valor real é
insustituible de las ideas y sentimientos religiosos.
Autonomia de las actividades económica, cientifica,
moral y religiosa, reguladas antes por oficio de auto-
ridad: tal es la segunda consecuencia de la transforma¬
ción histórica del poder pûblico.
Real Academia
cias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte