DEL DR. D. EDUARDO SANZ Y ESCARTIN
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tierra, no permitian al hombre el desarrollo de sus
facultades '. La necesidad de relación sexual constituia
el solo vinculo de sociedad elemental humana existente
á la sazón. La tradición, que viene à ser como la me¬
moria de los pueblos, no se hallaba aùn constituida;
era preciso mayor repetición de actos, mayor regulari¬
dad y continuidad en la vida. Inhábiles para dominar
las fuerzas de la naturaleza, las destrucciones en masa
de aquellas sociedades elementales eran entonces fre¬
cuentes; no habia división de funciones, no habia soli¬
daridad alguna entre los hombres. Estos se limitaban
à satisfacer de una manera irregular sus apetitos, sin
atenerse á orden y sin género alguno de organización.
El canibalismo era práctica muy general, à juzgar por
los recientes descubrimientos de la antropologia pre-
histórica 2. No habia sociedad politica, sino, á lo más,
pequenas hordas que se disolvian una vez alcanzado el
objetivo de defensa ó de ataque que las uniera. La fa-
milia no se hallaba aun constituida; faltábanle los ca-
racteres de unidad, de dirección y de permanencia en
las relaciones, que son sus notas esenciales 3.
Luego se constituyeron, donde las condiciones eran
favorables, las primeras sociedades politicas, fundadas
1 « El hombre vivia en la época cuaternaria. Hemos explorado las gru¬
tas en donde se refugiaba, tristes asilos que tenia que disputar con fre¬
cuencia á los animales que à su alrededor vivian.
» La lucha por la existencia obligaba à nuestros trogloditas à continuos
combates, no tan sólo con vecinos tan bárbaros como ellos, sino con ani¬
males terribles como el mamuth, el gran oso y el gran leon; habia que
desaparecer 6 que triunfar.» — El problema de la vida, obra del Marques
de Nadaillac, traducida por el Sr. Alvarez Sereix, 1893, págs. 151 y 198.
2 Nadaillac, págs. 213, 14, 15 y 16 de la obra citada.
3 « Los hechos son innegables: en diferentes puntos del globo hay hom¬
bres sumidos en indescriptible barbarie, sin leyes, jefes ni organizacion so¬
cial, que viven con frecuencia en completa promiscuidad, y no conocen del
matrimonio más que la unión sexual, rota, como en los animales, en segui¬
da que los hijos se bastan á si mismos. » — Nadaillac, pâg. 222.
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Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte