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DISCURSO
bastante exactitud à la infancia del hombre. La acti-
vidad del nino reviste en sus comienzos los sencillos
caracteres de la acción refleja: á la excitación responde
inmediatamente una acción de igual intensidad: como
las impresiones son primarias, no hay aùn combina¬
cion de sensaciones que pueda modificar el elemento
fundamental de la vida psiquica. Más adelante las
sensaciones se coordinan, ya segun relación de seme¬
janza, ya por orden de sucesión, constituyendo el
primer grado de la memoria; en este periodo, à una ex¬
citacion determinada responde, no sólo la simple reac¬
ción inicial, sino la producida también por la reapari-
ción y coordinación de los impulsos correspondientes
à excitaciones anteriores, grado de desarrollo que co-
rresponde à lo que se ha llamado instinto. Por ultimo,
las series de sensaciones ó de imâgenes se combinan à
su vez mediante el procedimiento mismo que organi-
zara aquellos primeros elementos; se destaca lo uni-
forme, ó sea lo general de cada una de ellas, y el ele¬
mento representativo se convierte en idea, el elemento
afectivo en emoción; y surge en el hombre, débil aun,
esa eflorescencia sublime y misteriosa que se llama
razón, y cuyo fruto es la libertad: el espiritu que se
agitaba ya en el germen, se manifiesta; la mano de
Dios ha realizado la más hermosa de sus obras.
Algo muy semejante se advierte en el desarrollo de
la humanidad. En las selvas que cubrian, casi por com-
pleto, la parte sólida de nuestro globo, vagaban nues
tros antecesores en un estado del que es fácil formar
idea por los descubrimientos de la prehistoria y por el
estudio de las razas que aun en nuestros dias no han
logrado salvar los primeros peldanos de la civilización.
La ignorancia, el temor, el estado de lucha constante
con los grandes mamiferos que, como el tigre de las
cavernas y el mamuth, en gran nûmero poblaban la
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
opäische Rechtsgeschichte