DISCURSO
DEL
EXCMO. SR. D. MARCELINO MENENDEZ Y PELAYO
Pienso, Senores Académicos, que ninguno de vos-
otros habrá achacado á incuria mia, ni menos à des¬
dén u olvido la relativa tardanza con que me acerco à
recibir la honrosa distinción que he debido á vues-
tros sufragios. Cuanto más alta es la merced otorgada,
tanto mås obliga á recoger el ánimo por largo espacio,
hasta dar con el modo menos indigno de corresponder
à ella y de satisfacer una pequena parte de la deuda
contraida. Tal ha sido, senores, el caso en que me he
encontrado: combatido á un tiempo por la falta de
reposo intelectual, por la distracción del espiritu en
muy varias pero inexcusables tareas, y por el respeto
profundisimo que me inspiran el nombre de esta Aca¬
demia y los graves estudios que aqui se cultivan. Al-
gunos de ellos hay en que soy enteramente forastero;
otros, en que no he pasado de discipulo ó de mero afi¬
cionado. Si algo tengo de filósofo, será en el sentido
etimológico de la palabra, esto es, como amante, harto
platónico y desdenado, de las ciencias especulativas.
En cuanto à sus aplicaciones al régimen de la vida y
à la gobernación de los pueblos, principal y glorioso
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
ropäische Rechtsgeschichte