DEL SR. D. JOSÉ SALAMERO Y MARTINEZ
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de un solo individuo, de un solo partido determinado,
sino que se ha extendido á grandes masas sociales, en
quienes, si se exceptua el medio revolucionario de que
quieren valerse, muchas de sus aspiraciones no hay
duda de que son legitimas en la presente sociedad; aun-
que su consecución no es la obra de un dia, debiendo
ante todo ponerse bien con Dios para merecerlas, hacer-
las eficaces y permanentes.
Tal como se presentan hoy esas cuestiones, creo de mi
deber manifestar en este asunto lo que siente mi con-
ciencia. Desde luego, la economia religiosa de la gran
comunión católica nos ensena en su misma constitu-
cion la armonia de todas las clases, sin esas confusiones
propias de los modernos niveladores de cosas y perso¬
nas, que son el mal de todas, lejos de ser el remedio
de ninguna. Las mismas jerarquias sociales, mejor que
el igualitarismo, entranan el orden y la vida, que es la
belleza misma de la sociedad.
El que sepa armonizar entre nosotros, del modo que
se armoniza en la Iglesia, lo que tiene el individualismo
de mâs racional con lo que tiene el comunismo, mejor
dicho, la comunidad, de más conveniente, ese será el
que habrá encontrado los medios más seguros para el
remedio de la cuestión social. Las dos formas de la pro¬
piedad, la individual y la colectiva, que el catolicismo
preconiza en todas sus manifestaciones bajo la base ésta
de la libertad y aquélla de la caridad de los hombres,
son y serán siempre los medios más eficaces para aca¬
Ilar las exigencias del socialismo en todo aquello que
tengan de mås justo.
Donde, por otro lado, hay comunidad de ideas, sobre
todo si éstas son religiosas, la hay también de senti-
mientos y muchas veces de intereses, segün puede verse
en las ensenanzas, en los hechos y en los propios orga-
nismos, no menos que en la universalidad de vocacio¬
Max-Planck-Institut für
s Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte