DEL SR. D. JOSÉ SALAMERO Y MARTINEZ
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relacionados con su orden, libres del pecado, el propio
infierno no seria para ellos infiernol.
La persistencia eterna en el pecado, que trae consigo
en el individuo un estado contrario à su naturaleza; el
alejamiento de Dios, que concluye en un lugar opuesto
à aquel à que hemos sido llamados en la vida tem poral
y éterna, eso es lo que constituye el desorden, la incom-
patibilidad esencial de existencias, el tormento, en una
palabra, que Ilamamos infierno. Pues, si no lo recuerdo
mal, qqué otra cosa es el infierno, ha dicho un ilustre
orador sagrado, más que la eterna excentricidad de los
sères por el eterno alejamiento de su centro supremo.
que es Dios mismo? Digo aqui esto para contestar à
uno de esos hombres del moderno evolucionismo, que
crée que la ley de la evolución, que como él la quiere
no es otra cosa que la eterna excentricidad de los seres.
embellecerá en su dia el propio infierno; cuando en
esos términos y del tal modo embellecido, ni el cielo
mismo seria cielo.
Pero ahora se trata sólo de la tierra; de la tierra que
la evolución se propone también seria y formalmente
embellecerla en su dia, dándole, entre otras cosas.
en vez de una, seis resplandecientes lunas, con una
aurora boreal, fija en el polo, que la coronara, hasta el
punto de hacer de ella un delicioso paraiso y convertir
las aguas del mar en una rica limonada; pero tan gran
limonada no bastará, ha dicho uno de ellos, para apa-
gar el infierno de sus concupiscencias y desesperacio-
nes fuera de Dios, cada vez más irritadas.
1 Pase la frase en gracia de estas palabras que escribió el Cardenal
Hugo: Si esset aliquis in inferno sine peccato, nullam poenam sentiret. (Super
Isaias, cap. XIV.)
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