DISCURSO
DEL
EXCMO. SR. D. RAIMUNDO FERNANDEZ VILLAVERDE
SENORES ACADÉMICOS:
Entre los muchos y en gran parte dificiles deberes
que me impone el codiciado honor con que me enalte¬
ciò vuestro voto, hay uno por cuyo cumplimiento senti,
desde el instante mismo de mi elección, avidez é impa-
ciencia: el de ofreceros pûblico testimonio de profundi¬
sima é imperecedera gratitud. Pago hoy con el pensa-
miento esa deuda del alma, que con el corazón he de
estarla satisfaciendo siempre, mal seguro, con eso y
todo, de satisfacerla bastante. Creed que nadie subió
jamas las gradas de este senado del saber, poseido de
reconocimiento más ardiente ni de más sincero y abru¬
mador respeto. g Cómo alzar en él, sin emoción, la voz
ante los que fueron mis maestros en la ciencia y ante
los que lo son y espero que lo sean mucho tiempo en la
vida? gCómo decir algo que parezca digno de vosotros,
las mayores ilustraciones de la patria, aristocracia del
talento, religión del estudio, orgullo de las letras, honor
del Estado, custodios ilustres de la tradición inmortal
de los grandes filósofos, juristas y politicos espanoles?
Felizmente, el precepto de vuestros Estatutos no me
Max-Planck-Institut für
Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte