Max-Planck-Institut für
auropäische Rechtsgeschichte
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DISCURSO
Cuando, concluido que fué el censo de población
de 1857, quiso el Gobierno de S. M. premiar sus servicios
concediéndole un titulo nobiliario, lo rehusó diciendo:
"Es inûtil; yo no he de firmar nunça más que con
mi apellido.„
Tenia razón: cuesta tanto trabajo adquirir un nom-
bre que se traduce en honradez, ilustración y gloria,
que el sér afortunado que llegue á conseguir tal tesoro,
jamás debe abandonarlo por otro noble y digno, sin
duda, pero en el que parece resaltar más bien el acto
de la magnanimidad ó grandeza ajenas, que el efecto
del propio mérito.
Cômo honrar su memoria? Cómo demostraros
cuánto venero su recuerdo? Yo soy impotente para
levantar el monumento literario de que es digno. Sólo
me cabe, y es lo que me propongo hacer en esta solem¬
nidad académica, consagrar mi pobre entendimiento
al estudio de un asunto de vital interés para la agri-
cultura, que mereció sus preferencias.
Voy, pues, à ocuparme del Crédito agricola, cuyos
problemas en el orden económico, y especialmente en
el juridico, no han merecido aùn en Espana de nues-
tros sabios toda la atención que demanda su impor-
tancia; pero que bajo el aspecto de la beneficencia po¬
pular, hace largo tiempo que fueron objeto de los
cuidadores de los Poderes pûblicos.
Cerca de tres siglos hace, efectivamente, que insti-
tuciones de crédito agricola vienen ofreciendo sus salu¬
dables beneficios à las clases labradoras, porque no
otra cosa que verdaderos establecimientos de este cré¬
dito eran aquellos repuestos de granos establecidos en
las regiones más agricolas de Espana, y de los cuales,
si algunos no tenian otro fin que proveer à la alimen¬
tación pûblica, orillando del modo que entonces se
ocurria como el mejor, las crisis, que menudeaban, de
Real A
Politicas