DEL EXCMO. SR. MARQUÉS DE PIDAL.
499
que adquirió tanta intensidad en esta época; habiendo
dejado sentir su influencia en todas las naciones; y for
mando aun hoy el fundamento por lo menos de casi
todas la escuelas novadoras; disponiendo después de
un siglo de existencia de los favores de la opinión en
ciertas clases y paises, y de medios de propaganday
de influencia en todas partes, preciso es consagrar bre
ves momentos à su examen con arreglo al método
social establecido. Para los nuevos filósofos, la huma¬
nidad se ha estado rigiendo hasta ahora por principios
falsos, que son los que, contrariando y comprimiendo
la naturaleza del hombre, han sido la causa del mal-
estar social. Segûn la nueva doctrina, el hombre es
bueno: la naturaleza le ha hecho libre, virtuoso y feliz.
y la sociedad es la que le corrompe y le deprava. Rom¬
piendo todos estos diques, que han venido á oponerse
al libre desarrollo de su actividad, y á establecer dife
rencias y jerarquias que repugnan à la igualdad social;
no dejando más poder que el que los hombres iguales
y libres establezcan, y el que, como representación
suya, siempre caduca y revocable, tendrá acción ilimi¬
tada sobre todo y sobre todos, el hombre recobrará
fåcilmente la plena posesión de su sér, y la sociedad
por él creada seguirá su camino triunfal por los sende¬
ros de la bienandanza y del progreso.
Hay, pues, un principio fundamental, base de todo,
y éste es el de la perfección original, el de la bondad
natural del hombre. " El principio fundamental de
toda moral, el que constituye la base de cuanto he
razonado en mis escritos es, dice Rousseau, el de que
el hombre es un sér naturalmente bueno, amante de la
justicia y del orden; que no hay perversidad originaria
en el corazón humano, y que los primeros movimientos
de la naturaleza son siempre rectos ,
1 Rousseau. Lettre à M. de Beaumont, pag. 24.
Max-Planck-Institut für
Real Academia de Ciencias Morales y Politicas
europäische Rechtsgeschichte