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DISCURSO
necesidad de remover los obstáculos que al desarrolle
del derecho punitorio opone el principio de la soberania
territorial, y de la conveniencia de dar carácter extrate¬
rritorial à las leyes penales en armonia con el ideal del
“ Del municipio y de la provin
derecho de gentes; „
cia, „ y por ultimo, " Los gremios..
Descuella entre las treinta proposiciones hasta el mo¬
mento actual formuladas y desarrolladas, una de in-
dudable importancia: " La mujer: su influencia en la
moral y en la politica de la sociedad ,1. Entiendo que
la entidad, lazo de unión de los municipios y la provincia çon el Estado, en
cuya elección debe éste intervenir directa ó indirectamente, la de los demás
individuos de la corporación que representa al municipio y à la provincia debe
ejercerse por el voto pûblico.
Los ultimos discursos leidos ante esta Academia hasta el momento en que
escribo, son el del Excmo. Sr. Conde de Torreánaz y la contestación del Exce¬
lentisimo Sr. D. José Garcia Barzanallana, relativos à "Los gremios. Este
asunto no puede ser de mayor interés ante la revolución que presentimosy
que avanza como la mar en las altas mareas equinocciales. Los gremios tuvie
ron su razón de ser: el capital y el trabajo estaban por punto general represen
tados y fundidos en una misma persona. De ello nos suministra curiosas noti-
cias y pormenores muy dignos de recuerdo el Sr. Conde de Torreánaz. Com¬
prende perfectamente que "no renacerà el espiritu que animaba los gremios
Ese espiritu provino durante largo tiempo, más que del interés material comun
à los agremiados, del trato y relaciones cultivadas entre ellos mientras vivian.
La movilidad necesaria de la moderna población industrial ocasiona el aisla
miento del artesano, que en la fábrica y en el taller mira con indiferencia
cuantos le rodean, pues no sabe si sus companeros de hoy serán reemplazados
manana por otros para él igualmente desconocidos., "Increible conceptuo-
anade muy juiciosamente el Sr. Barzanallana- que persona alguna ilustrada
se atreva hoy à sostener el restablecimiento de las antiguas asociaciones gre
miales con su fatal cohorte de medidas antieconómicas;, y cita con oportuni-
dad la máxima de un filósofo que vivió cinco anos antes de la Era cristiana.
asentando que "no debe permitirse jamás que el cuerpo social degenere en
corporaciones. „ Declara, sin embargo, el Sr. Barzanallana que “urge la pu
blicación de disposiciones salvadoras de la industria que, por medios tranqui
los coadyuven à que cuantos fien su existencia en el trabajo material, dentro
de las diversas clases que constituyen las fuerzas productivas faltas de organi¬
zación, salgan del estado de verdadera anarquia en que se hallan y las abruma,
sin poder esperar, mientras en él permanezcan, más que desventuras sin
cuento. „
1 Tal es el tema que entre los demás mencionados parece como un oasis
ofrecido por el Excmo. Sr. Vizconde de Campo-Grande para dar reposo y
aliento al espiritu agobiado por la profundidad y gravedad de los proble-
mas desarrollados ante esta sabia Corporación. Asi no es de extranar que le
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