DEL EXCMO. SR. D. SERVANDO RUIZ GÖMEZ.
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reminiscencias del siglo de oro de la filosofia espanola.
siendo de notar, en vuestro elogio, que el conocimiento
que pudiera estimarse peligroso, de las doctrinas y sis¬
temas filosóficos de Francia, Inglaterra y Alemania,
lejos de entibiar vuestras creencias, las purifica y vigo
riza en sumo grado.
Examinar, por otra parte, si " El hombre es perfec¬
tible, pero no infinitamente perfectible „, y cuanto en
general se relaciona con “ La perfectibilidad humana,.
acusaria en mi una arrogancia de que no me considerc
culpable, porque ya se hace muy dificil aducir razona¬
mientos más luminosos y de mayor alcance que los
aqui expuestos, con notoria brillantez, por Académicos
de merecido renombre, manifiestamente influidos del
espiritu positivista, que parece informar las modernas
concepciones 1.
1 Sobre el primero de estos dos temas versó el discurso leido en 15 de Mayo
de 1868, por el Excmo. Sr. D. Fermin Caballero. Aseguraba en él que “la his-
toria entera de la humanidad y el examen profundo de cuanto acontece, ponen
en evidencia que en este mundo sublunar hay más bueno que malo, tanto en el
orden fisico como en el moral. A no ser esto una verdad notoria fuera
inconcebible el respeto, la admiración y el culto universal dado à la Provi-
dencia sabia, mayor y mas solemne, à medida que se van conociendo mejor sus
obras y sus leyes inmutables. „Más adelante agregaba: “ Cada sér es perfecto
dentro de sus propias condiciones, necesidades y destino; pero son muchas
las senales que distinguen de los perpetuamente estacionarios al perfectible
por excelencia. „ Y concluia: “ La limitación de nuestra capacidad es una ver-
dad de intuición. „ Lo cual apoyaba el Excmo. Sr. D. Laureano Figuerola en
estos términos: " Si; el hombre es perfectible, pero no infinitamente perfec-
tible.,
Se han ocupado en desarrollar el segundo, el Ilmo. Sr. D. Lope Gisbert y el
Excmo. Sr. D. Luis Maria Pastor, en discursos leidos en Junta pûblica de 26
de Mayo de 1872. Se preguntaba el Sr. Gisbert: “Es el hombre perfectible?,
y se contestaba: "Lo es sin duda alguna; y asi lo admitis vosotros como pre
misa necesaria de vuestro noble trabajo. Nosotros, dice más adelante, hemos
tomado plaza en la hueste que defiende las dos grandes condiciones del hom-
bre, la libertad y la conciencia, y sostenemos la realidad de la conciencia como
una facultad ó un continente cuyo producto ó contenido es la justicia..... El
cristianismo fué el primero que al parecer lanzó la idea de la renovación del
mundo y de la superioridad de la ley nueva sobre la antigua; pero el proble¬
ma, tal cual hoy le discutimos, no se planteó visible y concretamente, hasta
que al concluir la época del Renacimiento, apareció decisivo el movimiento de
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