Max-Planck-Institut für
europäische Rechtsgeschichte
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DISCURSO
absoluta, no menos que con la ley esencial de la razón
humana, sin que la una perjudique ni aniquile à la otra.
En su fórmula y su pensamiento, si Dios no puede hacer
cosas contradictorias, esto no arguye imperfección algu¬
na ni limitación de poder, toda vez que éste, por grande
que se le quiera suponer, sólo puede extenderse al posi¬
ble absoluto, es decir, al ser, pues el no ser no necesita
de potencia alguna que lo produzca; y la contradicción es
el no ser.
»Será necesario insistir ahora sobre las consecuencias
tan absurdas como desastrosas á que conduce lógicamen¬
te la teoria cartesiana? Porque ello es incontestable que
con semejante teoria desaparece, no ya la existencia real,
sino hasta la posibilidad misma de la ciencia; puesto que
desaparece el valor cientifico del principio de contradic¬
ción, ley primitiva de la razón humana, base primordial
é inmutable de la ciencia (1). En hipótesis semejante po¬
dremos, à lo más, estar ciertos de los fenómenos que se
verifican en nuestra conciencia, si es que el testimonio
(1) Y, ciertamente, si, como afirma Descartes, las verdades eter¬
nas dependen unicamente de la voluntad de Dios; si Dios las esta¬
blece, como un Rey establece leyes en su reino; si es cierto que los
tres ángulos de un triángulo son iguales á dos rectos, porque Dios
quiso que asi sucediera; si Dios es tan libre é indiferente para hacer
que las lineas tiradas desde el centro á la circunferencia sean desigua¬
les, como para crear el mundo; si la esencia de las cosas depende de
la voluntad libre de Dios lo mismo que su existencia; si ha sido libre
é indiferente à Dios, como afirma explicitamente el filósofo francés,
hacer que no fuera verdadero, generalmente, que las cosas contra¬
dictorias no puedan ser al mismo tiempo, es á todas luces evidente
que desaparece hasta la posibilidad de la ciencia. El mundo de los
cuerpos y el mundo de los espiritus; el mundo de la naturaleza y el
mundo de los fenómenos; el orden sensible lo mismo que el orden
inteligible; el orden real lo mismo que el orden ideal; todo se halla
sujeto al principio de contradicción. Si se echa por tierra este prin¬
cipio, la ciencia se hace imposible, porque la ruina del principio de
contradicción es la muerte de la razón.
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