DEL SR. D. FR. ZEFERINO GONZÄLEZ
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sofos en religión.» Esta palabra, demasiado exacta por
desgracia, os revela el nombre del filósofo à que aludo,
y os revela también el origen y la razón suficiente de esa
funestisima influencia por él ejercida en el terreno de la
ciencia filosófica. Será necesario recordar que la liber¬
tad absoluta del pensamiento en filosofia, libertad que
constituye la base esencial del racionalismo, constituve
también el carácter distintivo del cartesianismo? Si á esto
se anade la duda universal y el espiritu de innovación y
hasta de hostilidad que contra la tradición filosófico-cris¬
tiana fermenta, y estalla, y se manifiesta en la filosofia
cartesiana, se reconocerä fåcilmente que ésta entranaba
las bases todas y los caracteres fundamentales de la es¬
cuela racionalista. Que si esto no bastara para reconocer
la estrecha afinidad que existe entre la filosofia carte¬
siana y la racionalista, bastaria ciertamente ese concier-
to unânime de alabanzas, que el racionalismo entona ante
el pedestal de Descartes por boca de criticos, de filósofos
y de historiadores (1), los cuales, todos á porfia, recono¬
(1) Sabido es, en efecto, que los principales representantes del
racionalismo, no solamente convienen en considerar y reconocer à
Descartes como el padre de la filosofia racionalista ó anticristiana.
sino también en considerar al panteismo, al idealismo, al sensualis¬
mo y al escepticismo, como evoluciones y deducciones que deben su
origen al cartesianismo. Sabidos son igualmente los elogios y hono¬
res que los enciclopedistas del pasado siglo, y con especialidad
d’Alembert, tributaron à Descartes y á su filosofia. Si Condorcet
afirma que Descartes caseguró para siempre á la razón sus derechos
é independencia,» los racionalistas redactores de El Globo reconocen
que sus principios filosóficos dieron su fruto en el siglo XVIII espe¬
cialmente, y también en el nuestro. Victor Cousin, á quien no pue¬
de negarse competencia en la materia, escribe también lo siguiente:
«La filosofia del siglo XVIII es el desarrollo del movimiento cartesia¬
no en dos sistemas opuestos, que el cartesianismo contenia en su
seno, sin haberlos desarrollado en toda su magnitud. Era menester
que estas potencias ocultas tomasen todo su incremento, para que
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